El Banco Central ha dejado de lado cualquier indicio de independencia y se ha convertido en un paladín del paquete de impuestos de la administración Chinchilla Miranda. Es así como en las últimas semanas, el presidente de dicha institución, Rodrigo Bolaños, ha publicado varios artículos de opinión y dado un par de entrevistas destacando las bondades de más impuestos. Sin embargo, en mi opinión el último acto de apoyo del Banco Central al paquete tributario solo tiene un nombre: asustar.
El Banco Central ha publicado un estudio señalando que, de no aprobarse el paquete de impuestos, la inflación en el país sería “más alta y sostenida, y podría ser hasta explosiva”, alcanzando casi un 15% en el año 2016. El documento no sigue el formato tradicional de la institución, ya que no señala quiénes son los autores ni el departamento de donde provino, lo cual levanta dudas de si el mismo salió directamente de la presidencia del Banco Central y a solicitud de quién. La premura con que Casa Presidencial salió a publicitar el estudio tal vez nos ayude a responde esta última interrogante.
¿Cómo llegó el Banco Central a la conclusión de que sin más impuestos se dispararía la inflación? De acuerdo al estudio, se parte del supuesto de que “déficit fiscales recurrentes generarían presiones de gasto interno en la economía… y estas mayores presiones de gasto comprometerían el logro de la meta de inflación anunciada por el Banco Central”.
Sin embargo, el documento no detalla por qué las presiones del gasto público comprometerían las metas de inflación del Banco Central. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Lo único que nos lo explica es un pie de página que dice que “la fuerte presión fiscal haría que el costo en términos de menor crecimiento y alto desempleo de una política monetaria restrictiva para evitar la inflación fuese prohibitiva”. He ahí el detalle. Si traducimos el lenguaje economicista del documento, lo que eso nos quiere decir es que el Banco Central amenaza con usar emisión monetaria para aliviar “las presiones de gasto interno”. En otras palabras, el Banco Central prendería la maquinita de imprimir colones para financiar el gasto del gobierno si no le aprueban los impuestos.
Esto no es más que asustar. El Banco Central, que ahora amenaza con recurrir al impuesto más regresivo de todos –el inflacionario– para financiar al gobierno si no hay más impuestos. Es hora de que el presidente de dicha institución tenga el valor de hacer explícita su amenaza para que, lenguaje economicista aparte, sepamos exactamente a qué atenernos con él al frente del Banco Central.
Juan Carlos Hidalgo es coordinador de proyectos para América Latina en el Instituto Cato.
El Banco Central ha dejado de lado cualquier indicio de independencia y se ha convertido en un paladín del paquete de impuestos de la administración Chinchilla Miranda. Es así como en las últimas semanas, el presidente de dicha institución, Rodrigo Bolaños, ha publicado varios artículos de opinión y dado un par de entrevistas destacando las bondades de más impuestos. Sin embargo, en mi opinión el último acto de apoyo del Banco Central al paquete tributario solo tiene un nombre: asustar.
El Banco Central ha publicado un estudio señalando que, de no aprobarse el paquete de impuestos, la inflación en el país sería “más alta y sostenida, y podría ser hasta explosiva”, alcanzando casi un 15% en el año 2016. El documento no sigue el formato tradicional de la institución, ya que no señala quiénes son los autores ni el departamento de donde provino, lo cual levanta dudas de si el mismo salió directamente de la presidencia del Banco Central y a solicitud de quién. La premura con que Casa Presidencial salió a publicitar el estudio tal vez nos ayude a responde esta última interrogante.
¿Cómo llegó el Banco Central a la conclusión de que sin más impuestos se dispararía la inflación? De acuerdo al estudio, se parte del supuesto de que “déficit fiscales recurrentes generarían presiones de gasto interno en la economía… y estas mayores presiones de gasto comprometerían el logro de la meta de inflación anunciada por el Banco Central”.
Sin embargo, el documento no detalla por qué las presiones del gasto público comprometerían las metas de inflación del Banco Central. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Lo único que nos lo explica es un pie de página que dice que “la fuerte presión fiscal haría que el costo en términos de menor crecimiento y alto desempleo de una política monetaria restrictiva para evitar la inflación fuese prohibitiva”. He ahí el detalle. Si traducimos el lenguaje economicista del documento, lo que eso nos quiere decir es que el Banco Central amenaza con usar emisión monetaria para aliviar “las presiones de gasto interno”. En otras palabras, el Banco Central prendería la maquinita de imprimir colones para financiar el gasto del gobierno si no le aprueban los impuestos.
Esto no es más que asustar. El Banco Central, que ahora amenaza con recurrir al impuesto más regresivo de todos –el inflacionario– para financiar al gobierno si no hay más impuestos. Es hora de que el presidente de dicha institución tenga el valor de hacer explícita su amenaza para que, lenguaje economicista aparte, sepamos exactamente a qué atenernos con él al frente del Banco Central.
Juan Carlos Hidalgo es coordinador de proyectos para América Latina en el Instituto Cato.