Esa situación tiene varias implicaciones muy negativas, entre las que destaca, el eminente aumento del sector informal de la economía pues la mayoría de esas personas buscarán la manera de conseguir dinero para satisfacer las necesidades familiares y personales.
La economía informal, si bien no se medir de manera fehaciente, algunos expertos en economía, manifiestan que la cantidad de dinero que este sector mueve, alcanza un porcentaje importante del Producto Interno Bruto.
Los efectos negativos de la economía informal, fundamentalmente, radican en que no pagan impuestos, ni contribuyen al sostenimiento del sistema de seguridad social de salud pues no cotizan a la Caja Costarricense del Seguro Social.
Toda sociedad necesita tener una economía vigorosa y en constante crecimiento, a través de una producción nacional, sostenible e inclusiva. Este es el único mecanismo mediante el cual se genera la riqueza nacional.
Es imperativo y urgente, revisar y neutralizar los altos costos-país que deben cubrir los empresarios privados, entre los que sobresalen el costo de la electricidad y el precio de venta de los combustibles derivados del petróleo.
El costo de esos recursos indispensables para la producción nacional, de forma directa incide en la competitividad de las diferentes actividades económicas nacionales y en consecuencia en su capacidad de generar riqueza. Esto reduce, la posibilidad de crear puestos de trabajo de calidad y bien remunerados.
El Gobierno de la República debe poner pronta atención a esta peligrosa realidad económica, que representa el decrecimiento de la oferta laboral en el sector formal de la economía y buscar diferentes mecanismos que promuevan la generación de nuevos puestos de trabajo de todo tipo pues solo así la economía nacional tendrá un dinamismo que genere su necesario e integral crecimiento.
El pasado 14 de enero, el periódico La Nación, informaba que el crecimiento promedio del empleo formal en el 2014, fue de apenas de 1,3 por ciento, frente a un 4,3 por ciento del 2012.
Esa información debe ser motivo de un serio análisis por parte de todos pues la poblacional laboral crece, año con año, a un ritmo superior a la disponibilidad de puestos de trabajo y si además la oferta de nuevos puestos de trabajo se contrae, la problemática tiende a agudizarse.