Lunes, 26 Enero 2015 21:01

A todos los comunicadores.

jrquirosEn esta ocasión envío mi fraternal felicitación a los apreciados comunicadores. Especialmente, me dirijo a los católicos y les invito a fortalecerse en la identidad, ética y compromiso que exige el Evangelio.

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En el Jubileo de los Periodistas del año 2000, San Juan Pablo II les invitaba a preguntarse sobre el significado de su vocación y subrayaba: “Nada fascinante, puede ser escrito, producido y emitido en detrimento de la verdad: me estoy refiriendo no sólo a los hechos que denuncian, sino también el ‘verdadero hombre’, de la dignidad humana en todo su tamaño”.
En síntesis, los profesionales de la comunicación cristianos, en una sociedad plural, enfrentan grandes retos por razón de su fe y el mayor de ellos, dejar huella y mover conciencias de frente a aquellas políticas e ideologías contrarias a la dignidad de la persona.
A propósito de la tragedia del semanario Charlie Hebdo, escuchamos argumentos “a favor y en contra” de la libertad de expresión como pilar de la democracia y base de la sociedad. Al respecto, el Papa Francisco adversando frontalmente la violencia afirmó: “La libertad de expresión tiene que tener en cuenta la realidad humana y debe ser prudente. La prudencia debe regular nuestras relaciones…”.
El Papa, a la vez que reafirma su visión de un periodismo comprometido con la verdad, con un carácter reflexivo y crítico, pero sin ímpetus contradictorios, destaca la consecuente responsabilidad que implica el reconocimiento de los errores y las decididas disculpas, sin cinismo, si fuera el caso. Va mucho más allá de la simple autocensura, para fijar la mirada en el respeto y seguimiento de los valores que animan esta profesión.
No respetar los derechos ciudadanos por la invasión de la intimidad y la vida privada; afectar u oscurecer la buena fama de alguien con informaciones no confirmadas en temas como sexo, política y dinero; el servicio a intereses económicos, el irrespeto a la libertad religiosa y la promoción soslayada de ideologías contrarias a la ética, entre otros aspectos, desfiguran un presupuesto fundamental: el compromiso con el ser humano y su dignidad.
Servir a la persona, construir una comunidad humana fundada en la solidaridad, en la justicia y en el amor, y decir la verdad sobre la vida humana y su plenitud final en Dios han sido, son y seguirán ocupando el centro de la ética en los medios de comunicación.
A todos los comunicadores les expreso mi solidaridad y plegaria en tan noble profesión.

Mons. José Rafael Quirós Quirós
Arzobispo de San José