Ya sean leyendas, historias de la familia, de cómo eran los pueblos hace muchos años. Los adolescentes se mueren de la risa cuando se les habla de las modas de sus padres cuando eran jóvenes.
Los ancestros conocian de su cultura y de otras a través de la información que proporcionaban las personas de voca en voca. Cautivando toda la atención y la toma de desiciones.
Por eso los invito a que no dejen la bella costumbre de contar el “Cuentito” antes de dormir. No solo porque fortalece lazos de amor y entrega en ese momento sino por que el escuchar cuentos hace a los niños más reflexivos, ya que en éstos siempre encontraremos un mensaje que los lleve a comprender la forma en que deben actuar y comportarse, a saber distinguir entre lo bueno y lo malo.
Les ayuda a combatir sus propios temores. En muchos de los cuentos el niño se puede identificar con las emociones de los protagonistas, y el conocer el desenlace y lo que le va ocurriendo a lo largo de la historia, supone tener argumentos para afrontar sus propios miedos, con una sensación de mayor control.
Recuerden que el cuento es una de las bases para el desarrollo intelectual del niño, al contarle una historia podemos lograr que entienda las cosas con más rapidez, que su cerebro trabaje con mayor certeza. Se estimula su memoria y sus ganas de expresarse. Desarrolla y amplían las capacidades de percepción y comprensión del niño. Amplían su sensibilidad. Y sobre todo hace que los niños se sienta felices porque sus padres está a su lado, dedicándoles un tiempo para atenderlos y “Chinearlos”.
María Ester Flores Sandoval