¡Lloró, como nunca la había visto! Ay, mamá…no llore, le dije. Y ella, con su frágil fuerza, se apoyó aún más en mí, apretándome fuerte, con su frágil cuerpo. Y, entonces, como haría conmigo, le tomé de su pequeña cabeza de pelo cano y la junté a mi corazón, dolido a más no poder. Lloramos. Y con cada lágrima mis fuerzas me abandonaban y mi impotencia de sentir a mi ser amadole dije, muy quedo, a su oído: “Mamá, te amo como a nadie podré querer en mi vida y si necesita desahogar casi un siglo de ser fuerte, hazlo ahora, conmigo y con todos, quienes te hemos visto batallar, con fe de santa, contra un cáncer que te ha destruido día a día, sin misericordia alguna.
Tus esfuerzos, tu coraje de mujer a prueba de todo por sus hijos, sus 67 años de matrimonio, como esposa abnegada al lado de quien le antecedió en su pasar por este mundo, han de reconfortarte pues echaste raíces tan fuertes que tu cimiente alcanzará lo más lejano de este pequeño universo que, grande, se hará con tu obra de madre y de abuela, en tu andar por estas tierras de Dios, con un propósito yacumplido, más allá de lo esperado. Y ante la inmensidad celeste te abrirás como capullo de fugaz existencia e iniciarás el gozo verdadero, sabiendo que has vivido a plenitud.
Por eso, mamá, camina ya, con la frente en alto, con paso altivo, hacia allá, a la reunión de los hijos que se te adelantaron y del hombre con el que dejaste una imborrable huella en este mundo. Sin duda, el sol nunca dejará de alumbrarte el caminohacia la eternidad, en esetupaso silencioso por el sendero que habremos de seguir para alcanzarte algún día.
Ya esas heridas,aún abiertas, sólo darán fe de que fuiste una mujer que luchó hasta el final y aunque te resistías a partir, también supiste que la suerte estaba echada y que era la hora de la transformación definitiva. Por eso, respira hondo, mamá, y verás abrirse, ante tus pequeños ojos, ese umbral celestial que te llevará comouna luz hasta el final de los tiempos; ahí descansarás, ya sin nada que te sujete, en esta agotadora vida que culmina como una grande entre las grandes; como madre de madres y padres.
¡Anda, mamá, camina libre, hacia ese lugar en que han de recibirte con cánticos de amor y que te dará esa paz permanente que nunca tuviste en este bullicioso mundo!Sí, te extrañaremos y nos extrañarás, pero ya vendrá el día que volvamos a reencontrarnos para nunca jamás separarnos. ¡Nunca más!