El 7 de Setiembre, el Foro Económico Mundial publicó el Índice Global de Competitividad 2011-2012 (IGC), en el cual Costa Rica continúa perdiendo posiciones el primer, ubicándose en el puesto 61 (versus 56 en el 2010). Mientras tanto nuestro vecino Panamá alcanzó el lugar 49 (versus 53), entrando así al selecto grupo de las economías más competitivas del planeta. Es importante remarcar que hace tan sólo dos años Costa Rica ocupaba la posición 55 y Panamá la 59.
Si bien Costa Rica aún aventaja a Panamá en 7 de los 12 pilares que conforman el IGC (antes lo aventajaba en 8) y continúa destacando en factores como independencia judicial (38 versus 133 de Panamá), calidad del sistema educativo (23 versus 131 de Panamá) y calidad de las instituciones científicas de investigación (31 versus 70 de Panamá), es evidente que factores como la enorme e ineficiente burocracia estatal, creciente inseguridad y una pobre infraestructura continúan socavando la competitividad del país. Para ponerlo en perspectiva, en cuento a la calidad de la red vial, Costa Rica se encuentra en la posición 124 entre 142 países (versus 60 de Panamá), ferrocarriles (100 versus 45 de Panamá) y puertos (137 versus 5 de Panamá).
El Gobierno en su Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 (pag.42) incluye como una de sus metas, “mejorar en al menos 3 puestos la posición del país en el Índice de Competitividad”; sin embargo, ya vamos 4 abajo. El gobierno aduce que se siente satisfecho que llevará a cabo obras como la carretera Chilamate-Vuelta Cooper y la nueva vía a San Carlos. Pero, ¿cómo pretendemos sentirnos satisfechos desarrollando obras que se planearon hace décadas? ¿Cómo pretendemos sentirnos orgullosos de estar expandiendo un tren de pasajeros sumamente limitado cuando Panamá construye un metro de primer mundo?
Hace falta creatividad en la solución de problemas. El Gobierno se encuentra empecinado en la aprobación de un Plan Fiscal como la solución de todos los problemas. ¿Por qué castigar a los costarricenses con más impuestos para alimentar a un Estado sumamente ineficiente?
Sin duda soluciones alternativas existen. El impulso y fortalecimiento de la figura de titularización y el desarrollo de un marco serio y despolitizado de Asocios Público Privados sin duda alguna incentivarían la atracción de nuevas inversiones al desarrollo de la infraestructura nacional y permitirían cerrar el rezago que sufre el país en infraestructura sin necesidad de golpear a la clase media y baja con nuevos impuestos o condenar a nuestros hijos y nietos a hacerse cargo de un enorme endeudamiento estatal.
Costa Rica continúa perdiendo terreno en cuanto a competitividad mientras algunas naciones vecinas avanzan a pasos agigantados. Continuamos perdiendo competitividad mientras sigue detenido en la Comisión de Económicos el proyecto N. º 18014 presentado por esta diputada para hacer Obra Pública. Sin duda alguna aun estamos a tiempo de implementar soluciones para darle a Costa Rica el lugar de privilegio que merece. Pero hagámoslo ya, dejando de lado el falso argumento de que todo pasa por un aumento en impuestos.
Patricia Pérez Hegg
El 7 de Setiembre, el Foro Económico Mundial publicó el Índice Global de Competitividad 2011-2012 (IGC), en el cual Costa Rica continúa perdiendo posiciones el primer, ubicándose en el puesto 61 (versus 56 en el 2010). Mientras tanto nuestro vecino Panamá alcanzó el lugar 49 (versus 53), entrando así al selecto grupo de las economías más competitivas del planeta. Es importante remarcar que hace tan sólo dos años Costa Rica ocupaba la posición 55 y Panamá la 59.
Si bien Costa Rica aún aventaja a Panamá en 7 de los 12 pilares que conforman el IGC (antes lo aventajaba en 8) y continúa destacando en factores como independencia judicial (38 versus 133 de Panamá), calidad del sistema educativo (23 versus 131 de Panamá) y calidad de las instituciones científicas de investigación (31 versus 70 de Panamá), es evidente que factores como la enorme e ineficiente burocracia estatal, creciente inseguridad y una pobre infraestructura continúan socavando la competitividad del país. Para ponerlo en perspectiva, en cuento a la calidad de la red vial, Costa Rica se encuentra en la posición 124 entre 142 países (versus 60 de Panamá), ferrocarriles (100 versus 45 de Panamá) y puertos (137 versus 5 de Panamá).
El Gobierno en su Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 (pag.42) incluye como una de sus metas, “mejorar en al menos 3 puestos la posición del país en el Índice de Competitividad”; sin embargo, ya vamos 4 abajo. El gobierno aduce que se siente satisfecho que llevará a cabo obras como la carretera Chilamate-Vuelta Cooper y la nueva vía a San Carlos. Pero, ¿cómo pretendemos sentirnos satisfechos desarrollando obras que se planearon hace décadas? ¿Cómo pretendemos sentirnos orgullosos de estar expandiendo un tren de pasajeros sumamente limitado cuando Panamá construye un metro de primer mundo?
Hace falta creatividad en la solución de problemas. El Gobierno se encuentra empecinado en la aprobación de un Plan Fiscal como la solución de todos los problemas. ¿Por qué castigar a los costarricenses con más impuestos para alimentar a un Estado sumamente ineficiente?
Sin duda soluciones alternativas existen. El impulso y fortalecimiento de la figura de titularización y el desarrollo de un marco serio y despolitizado de Asocios Público Privados sin duda alguna incentivarían la atracción de nuevas inversiones al desarrollo de la infraestructura nacional y permitirían cerrar el rezago que sufre el país en infraestructura sin necesidad de golpear a la clase media y baja con nuevos impuestos o condenar a nuestros hijos y nietos a hacerse cargo de un enorme endeudamiento estatal.
Costa Rica continúa perdiendo terreno en cuanto a competitividad mientras algunas naciones vecinas avanzan a pasos agigantados. Continuamos perdiendo competitividad mientras sigue detenido en la Comisión de Económicos el proyecto N. º 18014 presentado por esta diputada para hacer Obra Pública. Sin duda alguna aun estamos a tiempo de implementar soluciones para darle a Costa Rica el lugar de privilegio que merece. Pero hagámoslo ya, dejando de lado el falso argumento de que todo pasa por un aumento en impuestos.
Patricia Pérez Hegg