Sábado, 10 Noviembre 2012 08:23

Cadenas globales de valor: desafíos para América Latina.

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Una buena parte de la producción industrial en el mundo de hoy se lleva a cabo en cadenas internacionales de valor, mediante las cuales las actividades de investigación y diseño, fabricación de partes y componentes, ensamble, y mercadeo y distribución de un producto se llevan a cabo en tres, cuatro o cinco países diferentes.
En alusión a este fenómeno, con frecuencia se dice que muchos bienes, en lugar de ser producidos en un país, son “hechos en el mundo”.

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Diversos factores han incidido en el desarrollo vertiginoso de las cadenas globales y regionales de valor en las últimas décadas, especialmente la reducción de los costos de transporte internacional, la liberalización del comercio y la inversión y el avance en las tecnologías de información, todos los cuales permiten la “fragmentación” de la producción en etapas diferenciadas que luego se integran en el producto final.
Hay distintos tipos de cadenas, pero quizás las más importantes son aquellas relacionadas con la manufactura de alta tecnología, las cuales están permitiendo que países en vías de desarrollo, que en el pasado no tenían oportunidad de participar en procesos de industrialización –por no contar con materias primas, una tradición industrial de muchos años o, bien, con las economías de escala necesarias– puedan incursionar en distintos eslabones de las cadenas de valor y así empezar a desarrollar su capacidad industrial.
También se han abierto oportunidades cada vez más interesantes de participar en cadenas globales asociadas con los servicios, de modo que, países con una fuerza laboral capacitada, pueden hoy engancharse a estas cadenas y convertirse en exportadores de servicios de call centers, de manejo de recursos humanos, de contabilidad, de diseño de software, de ingeniería y desarrollo y de muchos más.
En el mundo, una treintena de países se han logrado integrar de manera exitosa a cadenas internacionales de valor. En Asia –líder en el campo–, la participación de países como China, Malasia, Tailandia, Vietnam y otros está detrás en buena parte del vertiginoso crecimiento que muchos de ellos han experimentado.
En Europa del Este, la integración en estas cadenas ha sido fundamental para generar crecimiento en esa parte del mundo después de la caída del Muro de Berlín.
En América Latina, Costa Rica y México son países que están integrados en cadenas de alta tecnología; en otros países, hay alguna participación en este fenómeno. Sin embargo, esta región del mundo tiene todavía grandes oportunidades y desafíos.
En este contexto internacional, nuestro país fue durante dos días, el centro del debate mundial en este tema. El Ministerio de Comercio Exterior, en conjunto con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y el Banco Interamericano de Desarrollo, organizaron un evento en el que representantes de gobiernos latinoamericanos, sectores académicos, organizaciones internacionales y representantes de empresas locales y multinacionales, debatieron activamente sobre los retos que la región enfrenta para integrarse exitosamente en las cadenas globales de valor.
El evento permitió conocer las experiencias de otros países que se han integrado exitosamente a las redes globales de producción, así como identificar factores claves para ello, tales como el desarrollo de una fuerza laboral competente, la profundización del proceso de apertura comercial, la adopción de estándares de producción internacionales y la estabilidad macroeconómica. La realización del evento en nuestro país es un reconocimiento del liderazgo que Costa Rica ha asumido a nivel latinoamericano en este tema.
Ministra de Comercio Exterior, Anabel González.