Continuamos ensoberbecidos y obnubilados y nos conformamos con el hecho de que gracias a Dios vivimos en un país democrático de libre expresión y que aunque no nos tocó en suerte “pegarle al premio gordo” en navidad al menos, quedó bien repartido. Seguimos cometiendo los mismos errores de siempre desde irnos a pasear tomando la ruta 27 hasta ir a presenciar el ridículo espectáculo de las “corridas a la Tica”. Año tras año, una muchedumbre de plebeyos hace fila para ingresar al redondel de Zapote y arriesgar su integridad física, algunos por cumplir una estúpida apuesta o reto y otros con la esperanza de ganarse unos miserables colones. Lo peor del caso es que algunos incluso, luego de ser golpeados por el energúmeno con cachos aseguran que lo volverán a hacer, tal es el caso de un joven entrevistado con una herida de 20 centímetros en su tórax y un pulmón perforado. Mientras tanto en los tablados la gente en su mayoría de clase media grita frenéticamente y aplaude a los incautos por sus piruetas y absurdas proezas. En todo caso, ambas clases sociales asisten a esta convocatoria, inmerso en un mar de dudas, bajo los efectos de un soma antidepresivo con el que pretenden olvidar sus penas.
Afuera, la vida real sigue su curso, en este mes y siguientes deberán pagar todos los excesos de diciembre, la factura con un alto consumo de electricidad que nos dejaron las luces navideñas, las compras compulsivas con tarjetas de crédito, iremos al gimnasio desesperados para tratar de perder los kilos ganados en las “comilonas”.
Pues sí, año nuevo, penas viejas… problemas sin resolver y abusos aceptados por la negligencia de un pueblo que hace honor y le pone la firma a las palabras lapidarias que dijera Don José Figueres Ferrer “somos un pueblo domesticado” de no ser así, los habitantes de Brasil de Mora, Ciudad Colón y Puriscal hubieran hecho hasta lo imposible por evitar la imposición del peaje a la altura de Piedades de Santa Ana.
Bienvenido 2015, esperemos que la justicia social costarricense se manifieste con más éxito.
MARVIN UREÑA SANDI
Bueno!, bueno, bueno, como dice una vieja canción de la Billo´s “unos van alegres y otros van llorando, un año que viene y otro que se va,”. El 2014 nos regaló muchas alegrías en el campo futbolístico pero no tantas en el ambiente sociopolítico, seguimos transitando por una brecha que todavía no logran “desencharralar” los nuevos administradores de la finca.