Jueves, 20 Septiembre 2012 05:58

Amo a Costa Rica, qué lindo es mi país.

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Amo lo que me sabe a pueblo. Amo ir a la feria del agricultor, y solazarme con los olores, los colores y los sabores. Cada chinamo es un arco iris formado por los tonos de las frutas y las verduras. Amo ir a la Entrada de los Santos de San Ramón, a la romería, a la Pasada de la Virgen de los Ángeles… Amo ir al Mercado Central o al mercado de Cartago, y a la fiesta del mar de la Virgen del Carmen con los pescadores…

 

 

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Amo ir a la feria del queso en Santa Cruz de Turrialba, a la feria del pejibaye en Jiménez, a los bingos de escuela, a los desfiles de boyeros y carretas, y a los bailes en los salones de pueblo, o bailar en los parques, porque aquí todavía se arman bailes con orquestas municipales en Heredia, Cartago, San José y Alajuela, o bailar con las mascaradas en Barva y en Aserrí.
Amo comer una olla de carne en una soda que atiende una señora que cocina con leña, comer arracache en Cartago o tortillas grandotas en Santa Cruz de Guanacaste. Amo las tanelas y los tamales… Amo comer el patí y el plantitá de Limón.
Amo la época de los jocotes y los mamones chinos. Amo parar el carro en cualquier potrero donde descubro un árbol repleto de guayabas o de cases maduros. Amo subirme a un árbol a bajar frutas mientras los carros pasan y la gente chifla.
Amo andar las calles de mi país. En diciembre del año pasado, hice un viaje de veinte días por lo más excelso y maravilloso que tenemos. Estuvimos en Monteverde, en Rincón de la Vieja, en Río Celeste, en Arenal, en Montezuma, en Malpaís, en Santa Teresa, en Punta Coyote, en el volcán Irazú, en el volcán Turrialba, en las Lagunas de Bonilla, en Bahía Ballena, en la Zona de los Santos, en San Vito de Coto Brus, en Dúrika, en pueblos que son verdaderos portales, como Pacayas y Zarcero, en los templos turrialbeños más hermosos de Costa Rica… En Sitio de Mata, en Pavones, en La Pastora, en San Isidro de Coronado, en San Isidro de Heredia y en San Rafael.
Amo la magia de los canales de Tortuguero y las playas del sur de Limón, donde los árboles caen de rodillas y besan los pies del mar, las faldas de la mar clara y celeste, transparente y azul de Cahuita, Puerto Viejo y Manzanillo. Amo los misterios de las calles de piedra, en Las Alturas de Cotón, en el cerro Espíritu Santo, entre Quepos y Tarrazú, entre San Ramón y Esparza, para arriba de Miramar y de Jiménez de Pococí.
Amo andar los parques nacionales y las islas del Golfo de Nicoya y el Golfo Dulce. Amo tanto a Chira y a Venado como a Isla del Caño. Amo todas las leyendas de la Isla del Coco. Amo a Costa Rica. Qué lindo, qué lindo, qué lindo es mi país.
Comentario de Camilo Rodríguez Chaverri