Jueves, 29 Octubre 2015 11:40

Actos, decisiones y consecuencias fiscales

El primer presupuesto que se aprobó al gobierno de don Luis Guillermo Solís llevaba un aumento del 19,6% y la Ley de Presupuesto que se discute, viene ya con una base ampliada de grandes proporciones.

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En ambas leyes de presupuesto, el gobierno ha empujado el gasto de manera excesiva y decidida, a pesar de que la inflación que ha vivido el país, por la caída internacional del petróleo, ha sido mínima ylo hace contra la oposición razonada de la academia, de los medios, de los partidos y de muchos ciudadanos interesados en el tema.
Una vez más, en esta ley de presupuesto la presión por mantener gasto y no ejercer acción buscando el control de los disparadores del mismo, pone de manifiesto la vocación de esta administración por gastar más, no por cumplir con sus promesas electorales de austeridad.
Esto es un asunto político, este es un asunto de la visión que este gobierno tiene del gasto de gobierno, esto es un asunto de concepción de la administración pública. ¿Disparadores del gasto y su control? Pues no se controlan. ¿Pluses? Crecen en exceso del 9%, más del doble que la inflación esperada. ¿Leyes de empleo público y de control de anualidades e incentivos? No se presentan.
El gobierno es responsable de resolver los problemas del país aunque se hayan engendrado en anteriores administraciones. Darles la espalda a las soluciones por que los problemas son añejos es irresponsable.
Una alianza entre el Frente Amplio y el Partido Acción Ciudadana con unos sindicatos agrupados en Patria Justa —dirigidos por el Frente Amplio— están dictando las pautas del gasto. Es una concepción de que el Estado y sus servidores son el corazón de la patria y a ellos se deben de servir sueldos, pluses, incentivos y beneficios porque además son los aliados políticos de “izquierda”.Ser de “izquierda” ahora significa defender privilegios, abusos, gollerías y no la justicia social y el cierre de brechas como en otra época.
Es clara la responsabilidad de las decisiones de gobierno. Por no someter a un razonable control los disparadores del gasto, las finanzas del Estado y la economía del país se podrán ver aplastadas por las previsibles alzas de las tasas de interés internacionales con las que se financian sueldos, gastos superfluos y desperdicios. Nos podrían estar lanzando al abismo.
Es clara la decisión del gobierno de gastar más sin importar las consecuencias. Su respuesta ha sido decir que el gasto de gobierno es muy inflexible en lugar de trabajar para perfeccionar la estructura de ese gasto.
El facilismo se está imponiendo a las soluciones reales y duraderas. El maquillaje se está por imponer a la verdadera tarea de una administración responsable.
Costa Rica debe tomar nota de estas decisiones que empuja la administración Solís y establecer en ella las responsabilidades de sus consecuencias. Todos los actos en la vida, incluso las omisiones, las tienen. Es hora de irlas señalando.
Emilio Bruce Jiménez