El Producto Interno Bruto, sin embargo, no valora las desigualdades, ni la calidad de vida, el desgaste ambiental y mucho menos, la salud y la cultura.
Por eso, cada vez es mayor el número de teóricos que cuestiona ese instrumento como parámetro para señalar el progreso de un país y el bienestar de sus habitantes.
Por eso, también existen hoy indicadores alternativos para determinar, por ejemplo, el progreso humano, la calidad de vida, la felicidad y la infelicidad.
En el año 1972,el rey de Bután, como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica que atravesaba su país, propuso medir la Felicidad Interna Bruta, o FIB.
El FIB es un indicador acerca de la calidad de vida, que considera el bienestar de la sociedad como el resultado del desarrollo material y también del desarrollo espiritual.
Más recientemente, Coopenae publicó el estudio de la Felicidad Interna Bruta de los costarricenses.
El estudio fue realizado entre 1.285 personas, con edades de 15 a 75 años, hombres y mujeres, residentes de las siete provincias, y generó un porcentaje de Felicidad Interna Bruta de un 85,5 por ciento, en una escala de 100.
Coincido como muchos, en que la felicidad es un tema subjetivo. Pero también, coincido en que todos podemos aportar, para superar los factores que provocan infelicidad.
Para alcanzar la felicidad, ha dicho Jeffrey Sachs, director de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible y profesor de economía de la Universidad de Columbia, los países deben confiar en la sociedad, tener un gobierno que con bajos índices de corrupción, y una sociedad donde la gente sea generosa y está dispuesta a colaborar.
Hoy más que nunca, es reconocido que la riqueza de un país es sólo un elemento para alcanzar la felicidad.
Lo que mayormente la gente necesita para ser feliz tiene que ver con valores como la confianza, generosidad y colaboración. Tiene que ver con la libertad para tomar decisiones en la vida, con más apoyo social y con percibir menos corrupción en los negocios y en el Gobierno.
Que mejoremos Costa Rica, debe ser nuestra aspiración y nuestro compromiso. Para hacerlo, debemos fortalecer los valores; aquellos que llevaron a construir el país que hoy tenemos. Y otros valores que las nuevas generaciones deben tener en cuenta.
Debemos buscar que todos seamos solidarios, resguardar la libertad y la democracia en la que hemos vivido; debemos enseñar el respeto, la responsabilidad, la integridad y trabajar con esmero.
Cada uno deberíamos invertir tiempo y recursos en respaldar al que requiere de ayuda. Cada uno deberíamos incluir en nuestros presupuestos un aporte para alguna familia que vive en pobreza.
Deberíamos, volver a la participación en organizaciones y grupos de apoyo, como las iglesias, las Guías y Scouts, la Cruz Roja, los Club Rotarios y otros que moldean valores y principios desde la niñez y que contribuyen a ser mejores personas.
Comentario de GONZALO RAMÍREZ ZAMORA.