INSERCIÓN: Con el decreto del 18 de julio de 1884, coincidente con el cumpleaños número 50 del Presidente Fernández, el Obispo y su séquito tomaron rumbo al norte, en dos carruajes y algunos caballos, dirigiéndose hacia Guadalupe y Moravia, pasando por el llamado “Camino de Carrillo”, penetrando en las tupida montaña del “Bajo de la Hondura”, cruzando varios puentes hasta llegar a “Río Sucio”, donde estaba la Aduana del Gobierno,
Allí tomaron el tren que los condujo hasta el puerto de Limón y de allí en barco hasta su destino final en la la zona de Colón, en Panamá.
Pasaron dos años desde que se decretó la expulsión del Obispo Thiel. Pero en mayo de 1886, por intermediación del Capellán del Ejército y masón, presbítero Francisco Calvo, el Presidente general Bernardo Soto permitió el regreso del Prelado y los Jesuitas.
Así terminó este lamentable conflicto entre la Iglesia y el Estado costarricense.