Jueves, 11 Enero 2001 18:00

¿Otra vez las vacas locas?

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La encefalopatía espongiforme bovina, es una enfermedad mortal del cerebro de los bovinos, que hizo estragos hace cuatro años entre el ganado de las islas británicas. Como causa de la enfermedad se mencionó la practica de alimentar al ganado con excrementos de aves, por su alto contenido en nitrógeno. Como esa práctica resulto muy rentable, se fueron agregando el cerebro y la medula espinal del mismo ganado bovino. La enfermedad se produce al parecer cuando las proteínas provenientes de esas vísceras, provocan una reacción en cadena en el cerebro, que se comienza a destruir y mata a la res. Cuando la epidemia alcanzó notoriedad mundial, miles de reses fueron sacrificadas y sus restos quemados, solo en el reino unido, y un año después se pensó que la epidemia estaba controlada. Sin embargo, en mil novecientos noventa y nueve se detectaron 33 casos, y en el año dos mil pasaron de cien los nuevos casos, según lo denuncio el mes pasado el new york times. La variante humana de la enfermedad es la enfermedad de Creutzfeld-Jacob, un padecimiento extremadamente raro, que ataca solo a ancianos, Y este año, un niño francés estuvo cerca de la muerte afectado con esa rara enfermedad, lo que podría desmentir la afirmación de que la enfermedad de las vacas locas no es transmisible a los humanos. La enfermedad también se ha detectado entre venados y alces silvestres de los estados unidos, lo que podría significar que esos animales han comido restos dejados en el campo por los cazadores de venados. La unión europea ha propuesto una prohibición de consumo para todo el ganado mayor de 30 meses que no haya sido examinado, pero aun así, la desconfianza del público es creciente y el consumo de carne de res en Europa sigue descendiendo. Para los productores europeos, es casi la ruina segura, para los productores de otros países donde no se utilizan esos métodos de alimentación forzada, es una oportunidad de penetrar un mercado hasta ahora cerrado. Y para ciertos grupos naturalistas, cristianos y ecologistas, es la consecuencia lógica de los actos de los hombres que, al alimentar a animales herbívoros con desperdicios de otros animales, han violentado el orden de la naturaleza.