El poder de los sonidos sobre los seres humanos, es utilizado desde los orígenes de la sociedad.
Los egipcios, hace tres mil quinientos años, utilizaban el encantamiento de la música para mejorar la fertilidad de la mujer.
En la Biblia, David ejecutaba música curativa frente al rey Saúl.
Los griegos la utilizaban como prevención y curación de las enfermedades físicas y mentales, y sus filósofos Aristóteles y Platón, consideraban a la música como higiene mental.
En Estados Unidos, desde la Primera Guerra Mundial, los hospitales de veteranos contrataban músicos, surgiendo así la Músicoterapia.
La músicoterapia es la herramienta utilizada para el tratamiento de enfermedades físicas y psicológicas a partir de los estímulos provocados por la música.
El Ministerio de Educación afirma que la música desarrolla destrezas y habilidades.
Por medio de ella, los niños y jóvenes adquieren hábitos disciplinarios.
También ayuda al desenvolvimiento individual y colectivo en el grupo familiar y en el contexto social.
La música desarrolla el poder de la imaginación, de la sensibilidad y la creatividad.
Si usted padece de depresión, la escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, asegura que una buena dosis de música alegre, enérgica y rítmica mejorará su estado de ánimo.
Contra el insomnio, la Universidad de Louisville recomienda música suave, melódica y lenta, como el Canon en Re, de Pachembel, o las Cuatro estaciones de Vivaldi.
Contra el estrés, el colegio Berklee de Música recomienda las melodías suaves que puedan calmar la ansiedad, aquietar el ritmo cardiaco y la presión arterial.
Una balada, un bolero o un instrumental lento con violines, acompañado de ejercicios de relajamiento podrían ser perfectas para relajar el cuerpo y liberarlo del estrés.
La universidad de Yale comprobó que las personas que escuchaban sus canciones preferidas durante una cirugía, necesitaban menos sedantes de lo habitual.
Escuchar a Mozart mientras se estudia aumenta el coeficiente intelectual de la persona.
Y escucharlo en el trabajo aumentará nuestra creatividad y producción.
Por estas y más razones, la música debe de acompañarlo en cada una de las facetas de su vida.
Colaboración de Ericka Soto Chong, estudiante de periodismo