A todos nos preocupan la impunidad conque actúan los criminales, a pesar de que las autoridades dicen que hacen lo que pueden
Para que nos hagamos una idea de por qué tantos narcos y sicarios se vienen a vivir a costa rica, veamos lo que les pasa a los narcotraficantes en otros países
Juan Carlos Ramírez Abadía, alias chupeta, era uno de los peores traficantes y exportadores de drogas de Colombia, en donde lo buscaban además por ordenar cientos de asesinatos, lavar dinero y quien sabe cuantos crímenes más. Su fortuna personal ascendía a casi dos mil millones de dólares
Con todos esos problemas, Chupeta decidió irse a vivir en Brasil, pensando que en un país tan grande nadie se fijaría en él.
Allí compro mansiones, automóviles y se rodeó de una vida de lujos, aparte de guarda espaldas y prostitutas, aparte de sobornar policías y funcionarios, para que no lo molestaran.
O al menos, eso esperaba él.
Sin embargo, nada pudo proteger a Chupeta de la ofensiva del gobierno brasileño contra el narcotráfico, así que el año pasado en Agosto, fue capturado junto a todos sus amigos.
Hasta su captura, eso no cambia mucho de lo que puede ocurrirle a un narco en cualquier otro país, incluso en Costa rica. Lo interesante vino después.
Para empezar, menos de siete meses después, Chupeta ya está condenado a treinta años de cárcel, y después será extraditado a Estados Unidos, donde lo espera la prisión, o a Colombia, donde lo espera la pena de muerte.
Pero la historia sigue; además le impusieron una multa de dos millones y medio de dólares, además de condenar a su esposa y a ocho de sus ayudantes a fuertes penas de prisión.
¿Eso es todo?
No, el mismo día que Chupeta cayó preso, la justicia brasileña incautó todas sus propiedades, pues fueron adquiridas con dinero mal habido.
Esas propiedades, entre ellas tres mansiones y una finca de café, valen más de tres millones de dólares, unos mil ochocientos millones de colones ticos.
El la mansión donde lo arrestaron había diez televisores así de grandes, gimnasio, piscina y seis carros de lujo
Y procediendo muy rápidamente, todas esas propiedades salieron a remate.
Pero no solo eso, la semana pasada abrieron las mansiones para rematar también todos sus efectos personales: allí el público pudo ver y comprar la lujosa ropa, los licores del bar y hasta los coloridos calzoncillos de Chupeta.
Todo se vendió, algunas cosas por su valor real, y muchos más caros, porque la gente compraba objetos como souvenirs de la suerte del narco colombiano.
La razón para el remate es que según la ley brasileña, todos lo que se les incaute a los narcotraficantes deben rematarse de inmediato, antes de que pierda su valor,
¿Y si después lo declaran inocente?
Muy sencillo, guardan el dinero en una cuenta bancaria, y dado el caso se lo devuelven
Y como dicen, a llorar a la Carit!