María Ester nos explicó que, se define al niño interior como la imagen o recuerdos que quedaron dentro de nosotros. Todo lo bueno y lo malo según lo recibimos en la infancia.
Según nuestra colaboradora este niño se enferma cuando han existido padres y madres asfixiantes, y tóxicos, que criaron a base de mandatos absurdos e ingratos, difíciles de cumplir en edades tan frágiles.
Inserción: Las frustraciones provocadas por palabras, gritos, peleas, exigencias, mandatos negativos, e ideología familiar van condicionando al ser humano para su vida futura. Ya de adultos sin darse cuenta las personas se comportan exactamente de la misma manera que quedó en el interior, aunque esa forma sea mala. Y es así como siguen las cadenas familiares. Cuanto más profundo es el abuso interno, más desesperadamente procura el niño aliviar el dolor actuando de maneras autodestructivas. Por ejemplo. Un niño que vive con reprobación, aprende a condenar. Si vive con temor, aprende a ser aprensivo con todas sus relaciones. En medio de los celos, aprende lo que es la envidia. Si le enseñaron a tener vergüenza de sí, aprende a sentirse culpable siempre. Ante las burlas aprende a ser tímido.
Dice María Ester flores que es especialmente peligroso cuando se les ordena a los niños no expresar sus sentimientos, deseos o necesidades. Eso hará que de mayores se critiquen y culpen por todo. Rechacen cumplidos o halagos, se depriman con facilidad. Sientan que no son suficientemente buenos, teman al rechazo y vivan posponiendo su felicidad, aunque la tengan en frente.
Para sanar es necesario devolverse a ese tiempo e identificar experiencias significativas de dolor. Asumir que lo dicho por nuestros padres en ese tiempo dolió y daño el alma. Llorar si es necesario. Y cuando ya se ha vaciado todo el miedo, rencor y angustia, viene el último paso de sanación, que es PERDONAR A NUESTROS PADRES.
María Ester Flores Sandoval es psicóloga y su número es el 2283 12 93 , 2283 12 93