Viernes, 22 Enero 2016 11:40

¿Quiénes somos y qué hicimos con los ticos?

En estos días, en que apenas nos venimos recuperando de la locura de las fiestas de fin y principio de año, es probable que escuchemos a más de una persona quejarse porque inicia el año con la billetera vacía. En los últimos años y por diversas razones, celebraciones tradicionales como el 14 de febrero, el Día de la Madre y del Padre y la Navidad se han convertido en una verdadera batalla por parte de los consumidores para conseguir su lista de compras y por otrolado,de los comercios por aumentar sus ventas.

Audio clip: Adobe Flash Player (version 9 or above) is required to play this audio clip. Download the latest version here. You also need to have JavaScript enabled in your browser.


Esta demanda ha ido transformando poco a poco la dinámica del comercio costarricense. Atomizados por tantas ofertas, promociones y temporadas de descuentos, nos hemos visto aturdidos con tantas opciones que nos ponen en bandeja de plata lo que necesitamos y hasta lo que no.
A raíz de este fenómeno, hemos visto engrosarse también la variedad de productos que se mueven en el mercado. Ahora nos enfrentamos a artículos que podríamos llamar “desechables” pues su calidad no es a largo plazo. Tal vez coincidiremos en que por ejemplo, la ropa y electrodomésticos que compramos hoy no satisfacen nuestras expectativas de durabilidad como sucedía antes.
Todo tiene un lado positivo: este nuevo panorama de comercio que les describimos ha obligado a los costarricenses a despertarse, mantenerse informados y buscar las mejores condiciones para sus compras y administración de su dinero.
Esto lo confirmamos a través de la encuesta anual de GS Uno sobre Hábitos del Consumidor, pues este año arrojó datos que reflejan a un consumidor más disciplinado e informado, por lo menos a la hora de realizar sus compras en el supermercado.Además, es más consciente y cae cada vez menos en las tentaciones de ofertas y promociones respetando más su lista programada de compras.
Sin embargo, no podemos dejar de lado otra realidad a la que nos enfrentamos en estas épocas: crece el número de los ticos que se acercan a las casas de empeño.
Es incomprensible cómo esto parece un ciclo que inicia con la compra de los productos, muchas veces respondiendo tal vez a la presión por las ofertas del Viernes Negro o por las ganas de “estrenar” en Navidad y que termina con la inminente necesidad de recuperar parte del dinero invertido al enfrentar verdaderas obligaciones.
Es triste ver a los ticos montándonos en la ola del consumismo que se ha infiltrado poco a poco en nuestro país. Como expertos, sabemos que en la coyuntura de la situación del país las ofertas pueden significar una buena opción, por eso solo nos queda recomendar a las personas establecer un balance entre lo que verdaderamente necesitan y no comprar artículos simplemente por estar de moda o en promoción.
Guillermo Varela