La salida del MINISTRO Carlos Segnini era necesaria y se demoró tanto que produjo un desgaste en el Gobierno y la propia imagen del funcionario.
Sin embargo, creer que el cambio de mando creará una mejora institucional como por arte d de magia, resultaría iluso y fantasioso.
El país puede enlistar una serie de obras que están inconclusas y muchas que ni siquiera han empezado a caminar, pese a que el país cuenta con miles de millones de dólares disponibles para obras de infraestructura.
Solo por citar unos ejemplos, es necesario que nos digan con urgencia qué harán con la necesaria ampliación de la Florencio del Castillo, poner a caminar la ampliación de la ruta San José-San Ramón, al igual que la ruta 32 y la circunvalación norte, frenada por la incapacidad de reubicar 139 familias de Triángulo de Solidaridad
El país tiene plata, mucha plata, para obras viales, pero se ejecuta con una lentitud aterradora, mientras se pagan millonarias sumas por cláusulas de compromiso e intereses.
El nuevo Ministro debe apostar a agilizar la ejecución de esos recursos, a sacar al Ministerio de Obras Públicas de la parálisis, a cerrar el Consejo Nacional de Vialidad como lo prometió Luis Guillermo Solís en campaña, a trabajar noche y día por sacar adelante la tarea.
De ser así: todos lo apoyaremos y estaremos hombro a hombro con él.
De mantener la parálisis, la apatía, de seguir haciendo cambios cosméticos, de seguir pagando intereses por créditos que no se ejecutan, seguiremos lamentando el enorme rezago que tenemos en infraestructura.
Ese rezago vergonzoso que en el Índice de Competitividad nos ubica en el lugar 97 en temas de infraestructura y que nos lleva a tener las peores carreteras de Centroamérica.
No hay un solo costarricense, ni uno solo que no aspire a que Costa Rica tenga mejor infraestructura y se brinden soluciones reales al caos vial. Pero el tiempo pasa y pasa, ante los brazos cruzados de gobernantes y la inoperancia institucional
Este tema debe abordarse como si se tratara de una emergencia nacional, de tal forma que se logren impulsar las acciones administrativas y legales que permitan dar respuestas rápidas y adecuadas al problema que vivimos.
Señor Presidente: el país requiere de un plan de emergencia para mejorar nuestra infraestructura. Costa Rica no puede seguir por el camino lento e ineficiente por el que viene transitando.
El desarrollo de infraestructura es un factor clave para reactivar la economía y generar empleo. El lento o nulo avance en obras de infraestructura vitales para Costa Rica, es un lastre para nuestra competitividad y un freno al desarrollo del país.
Ante el cambio de mando se requiere, también, un cambio de rumbo, de visión. Transitar por el mismo camino no conduce a ningún destino alentador.
El momento es propicio para ir todos por la misma vía: la del desarrollo.
Comentario del diputado Mario Redondo