Debo reconocer que me embarga un sentimiento de temor y esperanza. El temor, nacido del eterno irrespeto que se ha propinado a los fallos de ese tribual internacional y otros, por parte de los demagogos y usurpadores de la democracia. De esperanza, porque estoy deseoso de que se cumpla aquello de que hay un Dios que todo lo ve y al que le pido sabiduría para quienes administran la justicia en el derecho internacional.
Hace unos días, frente a representantes de un Gobierno europeo, el viejo lobo se puso la piel de oveja y habló maravillas sobre la libertad de tránsito que deben tener los migrantes entre las naciones. Sin embargo, solo unos pocos días después, interpuso un bloqueo en su frontera, que impide que un grupo de migrantes cubanos, hagan el pase por su territorio y nos traslada a nosotros un grave problema de salud pública, que atendemos de manera humanitaria pero que se nos puede salir de las manos.
Alguien, muy ingenuo por cierto, se preguntaba un día de estos, si será acaso que este individuo, teme que muchos de los ciudadanos cubanos que intentan cruzar la frontera, quieran quedarse a vivir allí? O si sería posible que albergue en su estrechez mental, la mínima posibilidad de que ese grupo de cubanos que huyen de la miseria de la dictadura, quieran quedarse viviendo entre más miseria y en un régimen no muy distinto del que justamente huyen?
La respuesta por supuesto es que NO. Un ser así no tiene preocupaciones de nada. Solo le interesa generarle problemas a Costa Rica, solo vive para ver cómo lanza cortinas de humo para disimular la forma en que gobierna ese pobre país, solo le interesa seguir acusando al imperio y solo vive en esa absurda revolución ideológica, añeja, torpe y abyecta.
Apenas esta semana, la seguridad de dos expresidentes costarricenses se vio amenazada porque se atrevieron a cuestionar y exigir en un país donde eso se paga con cárcel, y se atropella periódicamente la democracia con elecciones amañadas. No he visto contundencia de los organismos que los expusieron y no veo réplica internacional ante estas aberraciones, que una vez más, no sólo son permitidas sino ignoradas.
Estamos hartos ya de ver la forma en que actúan los dictadores modernos. Escondidos entre la demagogia y la retórica, entre el consejo de sus lamebotas, entre pajaritos parlanchines, entre su propia estulticia y la de sus consortes.
Qué le espera a nuestra nación, con este tipo de vecinos? Que le espera a la América y al mundo oriental con tanto fanático demente al mando? Qué le espera al derecho internacional con semejantes atropellos a las convenciones firmadas pero violentadas todos los días por estos caníbales democráticos?
Qué pasaría y cómo actuarían los organismos internacionales si Costa Rica irrespetara el derecho internacional y las convenciones que siempre hemos firmado y respetado y cerrara las fronteras a los miles de Nicaragüenses que salen de Costa Rica en diciembre y luego retornan? ¿Qué pasaría?