Al terminar 2007, no hay duda que hay un balance positivo de la situación del país, en todos los aspectos.
Hemos pasado, con tranquilidad, acontecimientos como el del referéndum y acudimos a las urnas a expresar, una vez más, nuestra soberana voluntad.
El gobierno ha sabido actuar bien en asuntos de interés nacional y, sin duda, según las últimas encuestas de opinión, se ha ganado la confianza de la mayoría de costarricenses, pues el país marcha en buena dirección y, sobre todo, ha sabido resguardar el preciado valor que es la paz.
Sabemos que hay temas que aún persisten y nos acompañarán, para desdicha, igualmente, el próximo año pero en los se hacen grandes esfuerzos para afrontar, como son el alto grado delincuencial, en todas sus formas y el obsoleto “modelo de desarrollo” que algunos persisten en mantenerlo a pesar de que la realidad de este nuevo siglo, que apenas comienza, es absolutamente distinta a lo que vivimos hace 50 años.
Hay que sentirse orgulloso que vivimos en un régimen democrático, puesto a toda prueba y ello debe ser motivo de cavilación para este tiempo de inicio de año, pues para algunos pueblos, muy cercanos a nosotros, aún reina la pobreza, la corrupción galopante y la violación de los derechos humanos fundamentales con regímenes que quieren acabar con las más básicas libertades que debe garantizársele a todo ser humano.
Si de algo tenemos que ser conscientes es que aunque algunos se empeñan en ver sólo el lado negativo de todo cuanto hace y propone el actual gobierno, no hacen sino abrirnos los ojos, literalmente, de par en par, para saber decidir en las elecciones del 2010, quien deberá tomar las riendas que dejará esta administración.
Los costarricenses somos un pueblo democráticamente maduro y sabrá decir con su voto qué es lo que quiere en el futuro próximo.
Son muchos los ejemplos que tenemos en países al norte y sur de América que nos dan una idea de qué pretenden algunos “dirigentes” políticos y sindicales, quienes nunca faltarán pero igual siempre serán, por dicha, minorías, que no saben valorar lo que les permite, precisamente, su existencia.
El año que termina se celebra con una Venezuela, que, ignorante de quienes sólo buscaban asfixiarle los derechos civiles a su pueblo, está despertando de su aletargado sueño neo-socialista y, esperamos, que este año que comienza sea el inicio de un volver a la cordura democrática de ese pueblo hermano que merece vivir en paz y tranquilidad, además de saber aprovechar para todos sus habitantes, las exorbitantes sumas de capital que produce sus ricos pozos petroleros.
Por ello, que para este país e igual para los que viven la turbulencia de gobiernos totalitarios el 2007 sea un año que se recuerde por haber logrado el bien más sagrado, después de la vida misma, como es la LIBERTAD, pues sin ella la vida no tiene sentido.
Costa Rica, va por muy buen rumbo, al vivir con una economía al alza y un régimen democrático, como los que hemos vivido los últimos 60 años, por lo que el primer motivo de año nuevo es apoyar la gestión pública de nuestras autoridades y dar nuestros mayores esfuerzos porque nuestros descendientes sigan viviendo en la democracia que ha sido ejemplo en todo el mundo.