Jueves, 21 Febrero 2008 18:00

Para reír o llorar, pero qué mal escribimos

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Precisamente este fue el título de un reportaje que el señor Alejandro Arley Vargas, del periódico Al Día, realizó sobre las grandes carencias que enfrenta la población costarricense en cuanto al uso correcto del Español.

Gran certeza encierra este artículo, y lo he constatado directamente como profesor universitario de Redacción y estilo, es impresionante ver cómo los estudiantes manejan el idioma al antojo, violentando las normas correctas de redacción y gramática, o evidenciando una gran carencia en cuanto a ortografía y vocabulario.

A veces pareciera hasta ilógico que inmersos en el ámbito universitario, casi  profesionales, todavía los educandos de nuestro país se encuentren, por ejemplo, en el dilema de determinar si se dice magullado o mallugado, enchufle o enchufe, si el verbo dio se tilda, o cuándo se escribe el término rebelar con /b/ o /v/. 

     Claro está, como siempre se los he dicho a mis estudiantes, la raíz de este problema radica, en gran parte, en la educación recibida, en donde no se les ha exigido un nivel adecuado de comunicación, pues solamente se busca el ser comprendido sin que este mensaje conlleve la calidad requerida para que sea funcionalmente correcto. La idea  es “escribir o hablar como sea, mientras se entienda”…, aunque, por supuesto, esto constituye un pensamiento muy pobre.

De ahí la urgencia de buscar un conocimiento adecuado de nuestro idioma, máxime si estamos hablando de personas que se desenvuelven, o lo harán, dentro de un ámbito formal. Cualquier universitario o profesional que se enorgullezca de serlo debe conocer las reglas correctas tanto de la comunicación oral como escrita, las cuales les brinden una mayor seguridad al momento de comunicarse.A mis estudiantes siempre les digo que ellos no saben en qué momento se verán en la necesidad de demostrar un uso adecuado del Español, imaginémonos si en una entrevista el jefe nos pregunta la razón de por qué pensamos que existe tanta inopia de trabajadores competentes en el país y no sabemos que inopia significa carencia, pregunto ¿qué hacemos?..., salir corriendo para el baño, toser, cambiar el tema, o en el peor de los casos, contestar sin tener sustento para que, finalmente, confirmen  nuestra ignorancia.  ¿Queremos pasar por estas situaciones?...

Por lo menos siempre ha sido mi propósito, como docente, evitar que mis estudiantes pasen por este tipo  de vergüenzas, por eso los motivo a la lectura, al incremento de vocabulario, a un conocimiento pertinente del idioma y a la práctica cotidiana de la argumentación.

No es posible, definitivamente, dentro de este mundo de tanta competencia, seguir formando estudiantes sumidos en la ignorancia,  pereza o mediocridad con respecto a nuestro idioma, debemos fomentar personas con un fuerte compromiso de constancia y preparación por utilizar el Español de manera clara, precisa, adecuada y efectiva

Porque, al final de cuentas, para qué jactarse tanto de ser un país que posee un alto índice de alfabetismo o de dominar otras lenguas, cuando, ni siquiera, sabemos hablar o escribir, correctamente, nuestro idioma…


     ¡Irónico, verdad!...