Los sindicatos médicos y otras organizaciones del Seguro Social sonaron tambores de huelga, primero un paro el martes 19 de julio e indefinida, en caso de que no sean atendidas las peticiones, que van desde incapacidades hasta parqueo.
El Seguro Social pasa por una estrecha situación financiera, se nutre del aporte tripartito de patronos, trabajadores y el estado, complicada a raíz de la crisis internacional, que a partir del segundo semestre del 2008 redujo el empleo y por ende los ingresos a las arcas de la Caja.
En medio de todo surge un pronunciamiento de la Procuraduría General de la República, que obliga a las autoridades institucionales a equipar a sus trabajadores con el resto de empleados del país y pague las incapacidades como subsidio y no como salario.
En un país que apostó por el derecho, algunos quieren que los jerarcas de la Caja vuelvan la cara hacia otro lado, aquí la posición de la también médico Ileana Balmaceda, Presidenta Ejecutiva de la Caja ha sido firme: “Me pusieron para respetar la Constitución y las leyes”. Entonces este no es punto de negociación.
Un día de huelga en el Seguro Social significa la suspensión de al menos 384 cirugías, hay que ponerse en el lugar de quien vive momentos de incertidumbre ante un procedimiento quirúrgico, puede ser su mamá, el hermano, el hijo y aunque no fuera nada de nosotros, es un ser humano al fin al cabo.
Laborar para la Caja es un verdadero privilegio en momentos cuando impera la incertidumbre en el mercado laboral, recibir el salario viernes por medio no es algo que tenga cualquiera.
Este es un llamado a los servidores del Seguro Social, cada uno en su fuero interno sabrá si atiende o no el llamado de unos pocos dirigentes, que por su condición no verán disminuidos sus ingresos por la huelga. Es un movimiento contra personas indefensas y enfermas, de la cantidad de trabajadores que se sumen sabremos de que fibra están hechos, de momento pensaré que de la mejor, en atención al mandato cristiano de amaos los unos a los otros.
Los sindicatos médicos y otras organizaciones del Seguro Social sonaron tambores de huelga, primero un paro el martes 19 de julio e indefinida, en caso de que no sean atendidas las peticiones, que van desde incapacidades hasta parqueo.
El Seguro Social pasa por una estrecha situación financiera, se nutre del aporte tripartito de patronos, trabajadores y el estado, complicada a raíz de la crisis internacional, que a partir del segundo semestre del 2008 redujo el empleo y por ende los ingresos a las arcas de la Caja.
En medio de todo surge un pronunciamiento de la Procuraduría General de la República, que obliga a las autoridades institucionales a equipar a sus trabajadores con el resto de empleados del país y pague las incapacidades como subsidio y no como salario.
En un país que apostó por el derecho, algunos quieren que los jerarcas de la Caja vuelvan la cara hacia otro lado, aquí la posición de la también médico Ileana Balmaceda, Presidenta Ejecutiva de la Caja ha sido firme: “Me pusieron para respetar la Constitución y las leyes”. Entonces este no es punto de negociación.
Un día de huelga en el Seguro Social significa la suspensión de al menos 384 cirugías, hay que ponerse en el lugar de quien vive momentos de incertidumbre ante un procedimiento quirúrgico, puede ser su mamá, el hermano, el hijo y aunque no fuera nada de nosotros, es un ser humano al fin al cabo.
Laborar para la Caja es un verdadero privilegio en momentos cuando impera la incertidumbre en el mercado laboral, recibir el salario viernes por medio no es algo que tenga cualquiera.
Este es un llamado a los servidores del Seguro Social, cada uno en su fuero interno sabrá si atiende o no el llamado de unos pocos dirigentes, que por su condición no verán disminuidos sus ingresos por la huelga. Es un movimiento contra personas indefensas y enfermas, de la cantidad de trabajadores que se sumen sabremos de que fibra están hechos, de momento pensaré que de la mejor, en atención al mandato cristiano de amaos los unos a los otros.