Pero bien, inmersos, como estamos, en una etapa particularmente compleja de nuestra historia pues la democratización de la sociedad ha caminado más aprisa que el mismo desarrollo de los pueblos, es imperioso decidir con buen tacto, para el bienestar de la Patria, el tipo de ciudadano que deseamos ser.
Pues ha resultado evidente que el plano en el que se despliegan los ciudadanos no corresponde con lo que el país necesita para progresar efectivamente. Y en el tanto las personas no valoren y cultiven el sentir de un ciudadano comprometido, con toda razón, podríamos esperar que, con el tiempo, la sociedad se vaya deteriorando.
Costa Rica demanda ciudadanos deseosos de ofrecer su mayor compromiso y capacidad de trabajo para resolver los problemas concretos que a diario se viven; por ejemplo, la responsabilidad de quienes se forman en el sistema educativo por ser excelentes estudiantes; quienes buscan una mayor seguridad ciudadana en conjunto y no sumidos en intereses personalistas o quienes ven en el trabajo un medio de crecimiento más allá del económico.
Es fundamental, entonces, que todos, como ciudadanos, tengamos en cuenta que el verdadero enemigo de nuestro desarrollo no es la influencia de compañías extranjeras o la inmigración, sino la falta de voluntad por resolver los muchos problemas que nos agobian y los cuales exigen una pronta solución. La lucha por una sociedad mejor no puede limitarse simplemente a nuestro deseo, se debe llevar, con la mayor presteza, a la práctica.
Quien quiera aspirar a ser un verdadero artífice de nuestro progreso, deberá hacer de la responsabilidad, el rigor y la constancia, los instrumentos que generen, a partir de meditadas decisiones y acciones, las necesarias trasformaciones de nuestra Costa Rica.
Una ciudadanía informada, participativa y responsable es una condición necesaria para el éxito del bienestar de nuestras instituciones democráticas y sistemas económicos. Pues ser un ciudadano libre y responsable significa ser capaz de tomar decisiones racionales y no forzadas.
Este valor es, de hecho, tan importante que se podría afirmar que es de interés nacional, por lo cual deberíamos tratar de educar a todos las personas en la formación de ciudadanos más críticos y propositivos quienes por el avance nacional asuman, con mayor conciencia, la necesidad de tener una mayor participación en la vida pública.