Jueves, 17 Mayo 2012 05:23

TODOS SOMOS INTERDEPENDIENTES, TODO ESTÁ ENTRELAZADO

Si todo está entrelazado y somos interdependientes, esto significa que tenemos “un futuro común”. Lo que pase allá al otro lado, repercute aquí.
Un dirigente africano Jomo Kenzalta decía “El hombre es dueño de su tierra, pero si hay otros de su propia sangre que dependen de esa tierra para obtener su sustento cotidiano, ya no es propietario, sino copropietario, como máximo, depositario de un patrimonio común. Como la Tierra se tiene en depósito para beneficio de los demás, incluso de los que aún no han nacido y como la Tierra es el vínculo de participación en la vida común de las generaciones, entonces el hombre no puede disponer de la tierra a su antojo”.
Desgraciadamente ese pensamiento está muy lejos de la realidad diaria. El hombre se ha convertido en el principal depredador, el enemigo número uno del Planeta. Ejemplos sobran:
El elefante africano se está extinguiendo. Se estima que en Kenya han matado 2 tercios de los 65.000 elefantes que vivían en 1981.
Algo parecido pasó con los gorilas de montaña, con el rinoceronte blanco, la ballena azul del antártico, el pulpo gigante del Caribe, la foca monje del Mediterráneo, el panda gigante de China, el oso polar del Ártico. Igual rumbo le espera a las variedades africanas de arroz y las variedades de hortalizas europeas.
Las selvas tropicales desaparecen. Unas 50 especies de plantas y animales se pierden cada día. Las zonas silvestres de las zonas templadas, salvo las reservas, están en peligro.
Muchos científicos creen que estamos viviendo una extinción en masa de especies como la que se produjo hace como 66 millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios y un 80% de la vida del planeta. Todo producto del calentamiento global, efectos de la capa de ozono, la contaminación industrial, etc, etc. Vivimos cambios acelerados en muy poco tiempo, según afirma AlvinToffler y la evidencia lo confirma, que no le da tiempo al planeta para asimilarlos.
Pensemos en esto, porque el que sigue…ES EL HOMBRE.
Alexander Bonilla Durán.
Si todo está entrelazado y somos interdependientes, esto significa que tenemos “un futuro común”. Lo que pase allá al otro lado, repercute aquí.
Un dirigente africano Jomo Kenzalta decía “El hombre es dueño de su tierra, pero si hay otros de su propia sangre que dependen de esa tierra para obtener su sustento cotidiano, ya no es propietario, sino copropietario, como máximo, depositario de un patrimonio común.
Como la Tierra se tiene en depósito para beneficio de los demás, incluso de los que aún no han nacido y como la Tierra es el vínculo de participación en la vida común de las generaciones, entonces el hombre no puede disponer de la tierra a su antojo”.
Desgraciadamente ese pensamiento está muy lejos de la realidad diaria. El hombre se ha convertido en el principal depredador, el enemigo número uno del Planeta. Ejemplos sobran:
El elefante africano se está extinguiendo. Se estima que en Kenya han matado 2 tercios de los 65.000 elefantes que vivían en 1981.
Algo parecido pasó con los gorilas de montaña, con el rinoceronte blanco, la ballena azul del antártico, el pulpo gigante del Caribe, la foca monje del Mediterráneo, el panda gigante de China, el oso polar del Ártico. Igual rumbo le espera a las variedades africanas de arroz y las variedades de hortalizas europeas.
Las selvas tropicales desaparecen. Unas 50 especies de plantas y animales se pierden cada día. Las zonas silvestres de las zonas templadas, salvo las reservas, están en peligro.
Muchos científicos creen que estamos viviendo una extinción en masa de especies como la que se produjo hace como 66 millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios y un 80% de la vida del planeta. Todo producto del calentamiento global, efectos de la capa de ozono, la contaminación industrial, etc, etc. Vivimos cambios acelerados en muy poco tiempo, según afirma AlvinToffler y la evidencia lo confirma, que no le da tiempo al planeta para asimilarlos.
Pensemos en esto, porque el que sigue…ES EL HOMBRE.
Alexander Bonilla Durán.