Miércoles, 29 Junio 2011 05:49

Sobre la explotación de gas en la zona norte

La exploración del petróleo y del gas natural por supuesto que tiene impacto socio-ambiental. Su dimensión dependerá  de la ubicación de los yacimientos (tierra o mar) y de las técnicas que se usen en la exploración (prospección y/o perforación), en la  extracción porque se necesita gran infraestructura, y en el transporte y almacenamiento. Igualmente se presentarán modificaciones socioeconómicas regionales, que deben valorarse (positivas o negativas), así como los aspectos de salud y seguridad laboral. De ahí que es fundamental analizar a priori los impactos socio-ambientales, de salud y seguridad laboral, que se puedan presentar  en las diferentes etapas.
Por lo tanto, no creemos conveniente que se de un contrato sin garantizar la realización de los estudios de impacto ambiental, pues será muy difícil, sin estos, saber exactamente los costos y beneficios que pueda traer para el país permitir una actividad de este tipo. No se podría obtener una real relación beneficio costo, que pudiera también determinar las potenciales ganancias, como se dice, para el país.
Decir ahora que petróleo no , pero que gas sí, es muy fácil. Hay que dar a conocer e  informar de los aspectos ambientales involucrados. Y esto debe explicársele con criterio técnico y científico a la población, en especial a la potencialmente afectada de la zona norte.
Un país, un gobierno que se dice ambientalista, y que lo pregona a nivel internacional (siendo a veces candil de la calle y oscuridad de la casa) no debe venir a decir que ya no pueden hacer nada, porque la situación de contratación la heredaron de otros que  actuaron irresponsablemente. El país tiene normas y una legislación que indica que todo proyecto debe tener una  evaluación de impacto ambiental de previo, y que debe ser conocida por la Setena para que autorice su viabilidad ambiental. Esto debe  hacerse respetar, ante las empresas petroleras o de gas transnacionales. El país debe ser firme y honesto en exigir el cumplimiento de los requerimientos ecológicos establecidos. Alguien tendrá que levantar la bandera de la dignidad y del respeto a nuestra soberanía, así como la de la equidad y del equilibrio ambiental
Y si luego de realizados, y de darse la discusión, las consultas públicas establecidas, se demuestra que el proyecto es beneficioso socio-ambientalmente y hasta económicamente para el país y para la región, pues que se tomen las decisiones que tengan que tomarse.
Sobre este tema se puede y debe presentar un gran debate, pero basado en lo técnico y científico y no en posiciones ideológicas o de la oposición por oposición. Unos y otros deberán aportar lo mejor del conocimiento, para que al final se tome una decisión que favorezca a las actuales y futuras generaciones. La discusión debe tener como marco las políticas ambientales estatales, en especial la del cambio climático y del cacareado carbono neutro, su capacidad de controles ambientales; y también dentro  del panorama energético mundial y las posibilidades  y necesidades del país para enfrentar los desafíos energéticos del mediano y largo plazo.
Pero eso sí, debe haber respeto ante todo de los diferentes actores involucrados( a favor y en contra), y que los interesados, llámese gobierno o empresarios, no utilicen subterfugios o triquiñuelas políticas o legales , para meter a la fuerza una explotación, en este caso que nos dicen, de gas. Ya el pueblo no come cuento, ya estamos hartos y cansados de las mentiras de los gobernantes. Ojalá esto no se de en este tan interesante debate que se vislumbra. El pueblo tiene hoy los instrumentos administrativos, legales, de opinión, de manifestación, para traerse abajo un proyecto que no se bueno para el país. Así que hagamos las cosas bien, y que se decida por lo mejor para el país.
Alexander Bonilla Durán
La exploración del petróleo y del gas natural por supuesto que tiene impacto socio-ambiental. Su dimensión dependerá  de la ubicación de los yacimientos (tierra o mar) y de las técnicas que se usen en la exploración (prospección y/o perforación), en la  extracción porque se necesita gran infraestructura, y en el transporte y almacenamiento.
Igualmente se presentarán modificaciones socioeconómicas regionales, que deben valorarse (positivas o negativas), así como los aspectos de salud y seguridad laboral. De ahí que es fundamental analizar a priori los impactos socio-ambientales, de salud y seguridad laboral, que se puedan presentar  en las diferentes etapas.
Por lo tanto, no creemos conveniente que se de un contrato sin garantizar la realización de los estudios de impacto ambiental, pues será muy difícil, sin estos, saber exactamente los costos y beneficios que pueda traer para el país permitir una actividad de este tipo. No se podría obtener una real relación beneficio costo, que pudiera también determinar las potenciales ganancias, como se dice, para el país.
Decir ahora que petróleo no , pero que gas sí, es muy fácil. Hay que dar a conocer e  informar de los aspectos ambientales involucrados. Y esto debe explicársele con criterio técnico y científico a la población, en especial a la potencialmente afectada de la zona norte.
Un país, un gobierno que se dice ambientalista, y que lo pregona a nivel internacional (siendo a veces candil de la calle y oscuridad de la casa) no debe venir a decir que ya no pueden hacer nada, porque la situación de contratación la heredaron de otros que  actuaron irresponsablemente. El país tiene normas y una legislación que indica que todo proyecto debe tener una  evaluación de impacto ambiental de previo, y que debe ser conocida por la Setena para que autorice su viabilidad ambiental. Esto debe  hacerse respetar, ante las empresas petroleras o de gas transnacionales. El país debe ser firme y honesto en exigir el cumplimiento de los requerimientos ecológicos establecidos. Alguien tendrá que levantar la bandera de la dignidad y del respeto a nuestra soberanía, así como la de la equidad y del equilibrio ambiental
Y si luego de realizados, y de darse la discusión, las consultas públicas establecidas, se demuestra que el proyecto es beneficioso socio-ambientalmente y hasta económicamente para el país y para la región, pues que se tomen las decisiones que tengan que tomarse.
Sobre este tema se puede y debe presentar un gran debate, pero basado en lo técnico y científico y no en posiciones ideológicas o de la oposición por oposición. Unos y otros deberán aportar lo mejor del conocimiento, para que al final se tome una decisión que favorezca a las actuales y futuras generaciones. La discusión debe tener como marco las políticas ambientales estatales, en especial la del cambio climático y del cacareado carbono neutro, su capacidad de controles ambientales; y también dentro  del panorama energético mundial y las posibilidades  y necesidades del país para enfrentar los desafíos energéticos del mediano y largo plazo.
Pero eso sí, debe haber respeto ante todo de los diferentes actores involucrados( a favor y en contra), y que los interesados, llámese gobierno o empresarios, no utilicen subterfugios o triquiñuelas políticas o legales , para meter a la fuerza una explotación, en este caso que nos dicen, de gas. Ya el pueblo no come cuento, ya estamos hartos y cansados de las mentiras de los gobernantes. Ojalá esto no se de en este tan interesante debate que se vislumbra. El pueblo tiene hoy los instrumentos administrativos, legales, de opinión, de manifestación, para traerse abajo un proyecto que no se bueno para el país. Así que hagamos las cosas bien, y que se decida por lo mejor para el país.
Alexander Bonilla Durán