Jueves, 18 Abril 2013 05:41

Responsabilidad de todos

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Para nadie es un secreto que en Costa Rica se han generado abusos políticos, las responsabilidades se han diluido y, al final, no se sabe muy bien quién es responsable de quién o de qué. En el mejor de los casos, las culpas se repartirán entre todos. Aunque siempre existirá la tentación de asignar la responsabilidad de los problemas a otros, y ni para qué de echarle la culpa, enteramente, al gobierno.

 

 

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Ahora bien, es cierto que el Gobierno tiene un gran peso en una adecuada gestión política-democrática. Como se sabe que este gobierno, al igual que otros, no siempre lo ha realizado con éxito; pero de ahí a afirmar, como algunas personas lo han expresado, que el Gobierno es el único responsable es ignorar nuestro compromiso ciudadano con Costa Rica.
Sepamos ser ciudadanos responsables, nuestro país no está en condiciones de seguir sustentándose en actitudes obsesivas, ¿cómo es posible que algunas personas, ante una decisión tan indispensable para nuestro ejercicio democrático como el de la racional acción ciudadana, se sustenten en el insulto, actos de violencia o hasta difamaciones?, eso es poner al país en la cuerda floja del progreso.
Aunque como dijera el presidente estadounidense Barack Obama: “La elección de un presidente no es la solución total a los problemas nacionales, mas sí significa un peldaño en la búsqueda de una Patria más constructiva y propositiva”, ciertamente esa patria debe formarse entre todos, no solo es responsabilidad de un grupo político, de un gobierno y, menos, de un presidente. Implica un nuevo orden que no puede basarse en una polarización del “conmigo o contra mí”; por el contrario, debe ser el resultado de un renovado concepto de democratización, es decir, de un compromiso sólido con nuestro país y con las decisiones que tomemos o hayamos tomado, y ello no nace de una tercera persona, nace de nosotros.
Vale la pena insistir en que se trata de una responsabilidad de todos, desde los núcleos primarios como la familia y la escuela, también las organizaciones sindicales o empresariales, hasta llegar a los partidos políticos, el conjunto de las instituciones públicas y el presente y futuro gobierno, porque todos debemos ponernos de acuerdo sobre el rumbo de nuestra Nación, acerca de la sociedad actual que queremos disfrutar y del futuro que deseamos construir.
Para ello es vital que todos los costarricenses apostemos al trabajo responsable, al diálogo fraterno, a la sana permanencia de nuestro Estado de Derecho, a nuestro cumplimiento ético, a nuestra obligación de informarnos para respaldar nuestros opiniones con buenos argumentos y al respeto de las libertades y los derechos de los demás en aras de ejercer una convivencia inteligente. Claro que se vale hacer uso del derecho de la libertad de expresión, pero caigamos en la cuenta que dicha expresión también debe sustentarse en el respeto.
Si nosotros, como actores, solo nos limitamos a trasladar toda la responsabilidad de la situación actual al Gobierno pues estaríamos mal enrumbados porque, parafraseando a John F. Kennedy, no nos preguntemos qué puede hacer nuestro país por nosotros, sino qué podemos hacer todos juntos. Sin duda, de las circunstancias actuales sólo saldremos avante con la colaboración de todos. No lo olvidemos: ¡Nuestro deber es ahora, exclusivamente, con Costa Rica!