Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy vivo, y no que apoyes tu cuerpo sobre mí cuando yo muera.
Prefiero que me hagas una sola llamada ahora que estoy vivo, y no emprendas un inesperado y largo viaje cuando yo muera.
Prefiero que me regales una sola flor ahora que estoy vivo, y no que me envíes un hermoso ramo cuando yo muera.
Prefiero que elevemos al cielo una oración ahora que estoy vivo, y no una misa cantada y celebrada cuando yo muera.
Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy vivo, y no un desgarrador poema cuando yo muera.
Prefiero escuchar un solo acorde de guitarra ahora que estoy vivo, y no una conmovedora serenata cuando yo muera.
Prefiero que me dediques una leve plegaria ahora que estoy vivo, y no un poético epitafio sobre mi tumba cuando yo muera.
Prefiero disfrutar de los más mínimos detalles ahora que estoy vivo, y no de grandes manifestaciones cuando yo muera.
Prefiero escucharte un poco nervioso diciendo lo que sientes por mí ahora que estoy vivo, y no un gran lamento porque no lo dijiste a tiempo, y ahora estoy muerto.
ALEXANDER BONILLA DURÁN