Y no tengo ninguna duda de que Costa Rica está madura para cambiar su paradigma político. Costa Rica está lista para un cambio que nos inserte en un mundo globalizado extremadamente exigente y competitivo. Primero: Un cambio radical en nuestro sistema político. Debemos migrar de un sistema presidencialista desprestigiado y caduco, a uno parlamentario bicameral, en el cual la participación ciudadana y el control político sean esenciales y diarios. Los partidos políticos que no se modernicen y se comprometan con este cambio, simplemente, desaparecerán pues los electores los dejaran.
Segundo: Reconfigurar totalmente la burocracia pública. Hacerla eficaz, eficiente y comprometida con los intereses del país y no con intereses de grupos. Debemos modernizar el Servicio Civil y adaptarlo a las exigencias del presente. Rescatarlo de los vicios heredados del Estado Benefactor. Necesitamos un Estado Solidario, no un Estado Benefactor.
Tercero: Una re-ingeniería total de nuestra institucionalidad descentralizada para hacerla eficiente, competitiva, productiva y, por supuesto, motor y garante de nuestro desarrollo. Nuestro gigantismo estatal es nuestro peor enemigo. El Estado debe de ser eficaz y eficiente, no gigantesco y mediocre como el que tenemos.
Cuarto y último: El desempleo es la incapacidad del sistema económico para crear puestos de trabajo, y es el principal generador de pobreza y desigualdad. Nuestro sistema económico es deficiente porque nuestros sistemas político, judicial y fiscal son esencialmente injustos y excluyentes. Nuestra economía debe de ser más abierta, nuestra política fiscal eficiente y equitativa, nuestra política social inclusiva y comprometida y nuestro sistema judicial ágil y transparente. Debemos fortalecer el sector privado para que genere una riqueza sostenible e inclusiva, eliminando todo tipo de distorsiones.
El país habló en el 2014. Pero la incapacidad y el vacío de liderazgo alarmantes nos ha demostrado que nos equivocamos en el 2014. Esto genera desencanto y frustración y por ello hay grupúsculos que buscan aprovecharse e imponer una ideología contraria a nuestra idiosincrasia y, asimismo, perpetuar el clientilismo y proteger sus prebendas y abusos.
Está en nosotros y en nuestra clase política tener la sabiduría y la valentía para generar ese urgente cambio. ¡Costa Rica nos exige que le cumplamos!
Mario Isaac Franceschi Chacón
Costa Rica tiene todas las capacidades para ser un actor exitoso en el mundo de hoy; y para ser ejemplo de desarrollo económico y social. Costa Rica no necesita más excusas. Entonces, ¿Qué necesita Costa Rica?
No me cabe la menor duda de que la realidad nacional es el resultado de los aciertos y desaciertos de las últimas 3 décadas de bipartidismo.
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