Viernes, 23 Julio 2010 05:28

¿QUÉ ES SOLIDARIDAD SOCIAL?

La solidaridad es uno de los principios regentes de la concepción cristiana de la organización social y política de un Estado y constituye el fin último de toda organización social.
Es de tan vital importancia para el buen desarrollo de una colectividad que tiene por eje singular al ser humano en sociedad.
Un individuo aislado, solo, nunca sabría qué significa este principio si no se considera con relación al “otro”; o sea, de la sociedad en la que vive.
La solidaridad es uno de los principios de la filosofía social, sin los que la sociedad no funcionaría ni se encaminaría hacia su verdadero fin y sentido de existencia.
El término “solidaridad” tiene una connotación indudablemente positiva y revela un interés universal en bien del prójimo.
Es la conciencia más generalizada de una realidad nacional e internacional; de un destino universal más cercano entre todas las personas y todos los países.
De ahí que, hoy, nos solidarizamos con los niños de África igual que con los de Haití , de Filipinas, de Líbano o de Estados Unidos pues no nos son “lejanos”; los cañones de guerra Pakistán aturden nuestros oídos; el terremoto de Chile dolió tanto como el de Cinchona y un Tsunami nos ahogará, así sea que se de al otro lado del mundo.
En el orden más inmediato a nuestro entorno, vemos que si un familiar, tan cercano como un hijo, un vecino o un compatriota necesitan de nuestra ayuda mostramos nuestra solidaridad de forma inmediata pues responde, innatamente, a nuestra propia condición humana.
De ahí que nuestra Constitución Política, inspirada en el principio cristiano de justicia social, señala, en forma expresa, que el Estado procurará “una política permanente de solidaridad nacional” (art. 74).
El anterior marco doctrinal es el que debe impregnar nuestro actuar diario, incluyendo la seguridad social que, entre otras, hace efectiva, la Caja Costarricense del Seguro Social.
De ahí que a esta Institución debemos fortalecerla cada día más, para que nunca sucumba ni a la irresponsabilidad burocrática ni a usuarios que usan de sus servicios abusivamente de lo que, bajo este principio, ella les ofrece.
Si un Estado solidario, como el nuestro, traduce este principio por medio de una Institución como la CCSS y ésta se ve amenazada por personas o instituciones que demandan de ella más allá de sus posibilidades reales;  vemos muy cercano el día que perdamos para siempre, lo que muchos otros pueblos, incluso de países grandes y desarrollados como los Estados Unidos, apenas dan sus primeros pasos.
La solidaridad es uno de los principios regentes de la concepción cristiana de la organización social y política de un Estado y constituye el fin último de toda organización social.
Es de tan vital importancia para el buen desarrollo de una colectividad que tiene por eje singular al ser humano en sociedad.
Un individuo aislado, solo, nunca sabría qué significa este principio si no se considera con relación al “otro”; o sea, de la sociedad en la que vive.
La solidaridad es uno de los principios de la filosofía social, sin los que la sociedad no funcionaría ni se encaminaría hacia su verdadero fin y sentido de existencia.
El término “solidaridad” tiene una connotación indudablemente positiva y revela un interés universal en bien del prójimo.
Es la conciencia más generalizada de una realidad nacional e internacional; de un destino universal más cercano entre todas las personas y todos los países.
De ahí que, hoy, nos solidarizamos con los niños de África igual que con los de Haití , de Filipinas, de Líbano o de Estados Unidos pues no nos son “lejanos”; los cañones de guerra Pakistán aturden nuestros oídos; el terremoto de Chile dolió tanto como el de Cinchona y un Tsunami nos ahogará, así sea que se de al otro lado del mundo. Guardar
En el orden más inmediato a nuestro entorno, vemos que si un familiar, tan cercano como un hijo, un vecino o un compatriota necesitan de nuestra ayuda mostramos nuestra solidaridad de forma inmediata pues responde, innatamente, a nuestra propia condición humana.
De ahí que nuestra Constitución Política, inspirada en el principio cristiano de justicia social, señala, en forma expresa, que el Estado procurará “una política permanente de solidaridad nacional” (art. 74).
El anterior marco doctrinal es el que debe impregnar nuestro actuar diario, incluyendo la seguridad social que, entre otras, hace efectiva, la Caja Costarricense del Seguro Social.
De ahí que a esta Institución debemos fortalecerla cada día más, para que nunca sucumba ni a la irresponsabilidad burocrática ni a usuarios que usan de sus servicios abusivamente de lo que, bajo este principio, ella les ofrece.
Si un Estado solidario, como el nuestro, traduce este principio por medio de una Institución como la CCSS y ésta se ve amenazada por personas o instituciones que demandan de ella más allá de sus posibilidades reales;  vemos muy cercano el día que perdamos para siempre, lo que muchos otros pueblos, incluso de países grandes y desarrollados como los Estados Unidos, apenas dan sus primeros pasos.