Celebrar en Costa Rica el 12 de octubre, Fiesta Nacional de España y Día del Encuentro entre las Culturas, es todo un privilegio para un ciudadano español porque solo desde América se puede percibir la inmensa importancia que tiene para España su dimensión transatlántica. Del mismo modo puede afirmarse que los iberoamericanos solamente alcanzan a comprender de forma plena las complejidades de sus raíces histórico-culturales tras haber recorrido con algún detenimiento las rutas de España y de Europa.
España está presente en Costa Rica mucho más allá de por el hecho de compartir idioma y con él, el inmenso bagaje cultural que toda lengua comporta. También lo está por la proximidad que ofrecen nuestras respectivas formas de organización social, política y económica. Somos dos sociedades abiertas al mundo, dos Estados sociales de Derecho, organizados democráticamente: España es una Monarquía parlamentaria y Costa Rica una República Presidencialista. Nuestros compatriotas disfrutan de los Derechos y Libertades que, desgraciadamente, todavía solo goza de forma plena e irrestricta, un relativamente reducido número de naciones y aunque estamos lejos del objetivo utópico de llegar a ser algún día dos sociedades de las que se hayan erradicado totalmente las desigualdades más flagrantes, ese objetivo es el que subyace y legitima nuestra marcha hacia dicha meta utópica por medio del trabajo y del esfuerzo solidario.
Los seres humanos jamás seremos capaces de construir una sociedad perfecta, sin desigualdades, sin injusticias y sin defectos, pero la conciencia de la enormidad y la imposibilidad de lograr tal objetivo y, sin embargo, la voluntad de luchar incansablemente para alcanzarlo, es lo que nos permite redimirnos de nuestros egoísmos, flaquezas y debilidades y nos da la fuerza necesaria para enfrentar la lucha diaria con razonables dosis de optimismo.
Costarricenses y españoles hemos construido a lo largo de casi cinco siglos un entramado inextricable de relaciones e intereses que va mucho más allá de la mera constatación de cifras y datos de inversión, de comercio, de empresas, de cooperación técnica, científica o cultural, que sería tedioso enumerar y, además, acotarían el campo de nuestras relaciones a lo simplemente cuantificable, como si solo fueran destacables unas relaciones bilaterales binacionales sustentadas sobre dicha base cuando, a mi juicio, las bases más sólidas y permanentes sobre las que descansa una relación tan larga e intensa como la nuestra, tiene otro ámbito predominante: el de las emociones, las amistades, las afinidades, las sensibilidades, las tristezas y las alegrías compartidas, la confianza mutua que surge del contacto, de la convivencia y del conocimiento y, sobre todo, la conciencia de que españoles y costarricenses podemos embarcarnos juntos en cualquier clase de empresa con la tranquilidad de saber que nuestros compañeros de viaje estarán a nuestro lado, en los duras y en las maduras, hasta llegar a puerto.
¡Feliz 12 de octubre, amigas y amigos costarricenses y españoles!
Arturo Reig Tapia
San José, 12 de octubre de 2010
Celebrar en Costa Rica el 12 de octubre, Fiesta Nacional de España y Día del Encuentro entre las Culturas, es todo un privilegio para un ciudadano español porque solo desde América se puede percibir la inmensa importancia que tiene para España su dimensión transatlántica. Del mismo modo puede afirmarse que los iberoamericanos solamente alcanzan a comprender de forma plena las complejidades de sus raíces histórico-culturales tras haber recorrido con algún detenimiento las rutas de España y de Europa.
España está presente en Costa Rica mucho más allá de por el hecho de compartir idioma y con él, el inmenso bagaje cultural que toda lengua comporta. También lo está por la proximidad que ofrecen nuestras respectivas formas de organización social, política y económica. Somos dos sociedades abiertas al mundo, dos Estados sociales de Derecho, organizados democráticamente: España es una Monarquía parlamentaria y Costa Rica una República Presidencialista. Nuestros compatriotas disfrutan de los Derechos y Libertades que, desgraciadamente, todavía solo goza de forma plena e irrestricta, un relativamente reducido número de naciones y aunque estamos lejos del objetivo utópico de llegar a ser algún día dos sociedades de las que se hayan erradicado totalmente las desigualdades más flagrantes, ese objetivo es el que subyace y legitima nuestra marcha hacia dicha meta utópica por medio del trabajo y del esfuerzo solidario.
Los seres humanos jamás seremos capaces de construir una sociedad perfecta, sin desigualdades, sin injusticias y sin defectos, pero la conciencia de la enormidad y la imposibilidad de lograr tal objetivo y, sin embargo, la voluntad de luchar incansablemente para alcanzarlo, es lo que nos permite redimirnos de nuestros egoísmos, flaquezas y debilidades y nos da la fuerza necesaria para enfrentar la lucha diaria con razonables dosis de optimismo.
Costarricenses y españoles hemos construido a lo largo de casi cinco siglos un entramado inextricable de relaciones e intereses que va mucho más allá de la mera constatación de cifras y datos de inversión, de comercio, de empresas, de cooperación técnica, científica o cultural, que sería tedioso enumerar y, además, acotarían el campo de nuestras relaciones a lo simplemente cuantificable, como si solo fueran destacables unas relaciones bilaterales binacionales sustentadas sobre dicha base cuando, a mi juicio, las bases más sólidas y permanentes sobre las que descansa una relación tan larga e intensa como la nuestra, tiene otro ámbito predominante: el de las emociones, las amistades, las afinidades, las sensibilidades, las tristezas y las alegrías compartidas, la confianza mutua que surge del contacto, de la convivencia y del conocimiento y, sobre todo, la conciencia de que españoles y costarricenses podemos embarcarnos juntos en cualquier clase de empresa con la tranquilidad de saber que nuestros compañeros de viaje estarán a nuestro lado, en los duras y en las maduras, hasta llegar a puerto.
¡Feliz 12 de octubre, amigas y amigos costarricenses y españoles!
Arturo Reig Tapia
San José, 12 de octubre de 2010