A pesar de que hice un enorme esfuerzo porque no se me saliera lo poco que conozco sobre finanzas, en un viaje que recién hice con mi familia, al final no lo logré y terminé poniéndole números a algunas cosas.
Lo peor de todo es que, días después de arribar al país, no pude contenerme y terminé haciendo comparaciones que resultaron absolutamente odiosas y mi pobre hígado ha sufrido las consecuencias de la realidad que intentaré detallarles.
Resulta que en mi paseo, recorrí en un carro alquilado, la nada despreciable cifra de 978 millas, que equivalen a 1.564 kilómetros. Nos desplazamos por unas carreteras de seis carriles, sin un solo hueco, sin platinas deterioradas sobre puentes y por supuesto, sin presas de ninguna naturaleza a ninguna hora del día. Durante esos 12 días, tuve que cargar dos veces el tanque de la gasolina, pagando una suma total de $108, lo que a un precio de $3,29 POR GALÓN, equivale casi a 33 galones de gasolina, que además es de altísima calidad.
En matemática simple, significa que el galón de gasolina en Estados Unidos tiene un precio del equivalente a 1.677 colones a un tipo de cambio de 510 colones por cada dólar. Si un galón tiene aproximadamente 3,78, quiere decir que -al precio actual de la gasolina en Costa Rica de 718 por LITRO- el mismo galón de gasolina aquí cuesta la suma de 2.714 colones aproximadamente, lo que a su vez significa que la gasolina de mala calidad que nos vende RECOPE es un 61,84% más cara que la que se vende en Estados Unidos.
Disculpe querido oyente de PANORAMA por amargarle su delicioso desayuno, pero no podía yo dejarme esto guardado solo para mí, pues me parece una verdadera ofensa a nuestra inteligencia que sigamos a merced de una entidad que nos tiene presos de esta desastrosa realidad.
Para mayor dolor, he visto que de ese precio que nos cobran en Costa Rica por un galón de gasolina, el 30.88% es un IMPUESTO UNICO A LOS COMBUSTIBLES, que se supone debería servir para tener carreteras decentes.
¿Qué es lo que nos pasa en Costa Rica? ¿Hasta cuándo vamos a seguir a merced de este saqueo perenne a nuestros bolsillos, sin recibir a cambio aquello por lo que se supone que pagamos? ¿Cuánto nos falta ya para tocar fondo?
¿No será ya hora de que los señores de RECOPE se planteen si todos esos privilegios de que disponen sus empleados son justos, razonables y financieramente viables? ¿No será esta la hora de exigir a los mandos gerenciales de esa empresa que hagan bien el trabajo por el que se les paga? ¿No será que el concepto de eficiencia que se en aplica en RECOPE definitivamente no es el que enseñan en la Universidad?
Este desastre de gestión de un monopolio absurdo no puede seguir más. No hay que tener una neurona extra para concluir que alguien no está haciendo bien su trabajo y en la vida; cuando alguien hace mal su trabajo hay que despedirlo. Si es por NEGLIGENCIA, el despido debe ser sin responsabilidad patronal y si hay DOLO, es causa penal que debería ir a los Tribunales de Justicia.
Hay un problema de gestión financiera que debe resolverse. La matemática es contundente y la realidad de este elefante blanco llamado RECOPE, es decepcionante.