Según la Real Academia de la Lengua, un charral es “…un terreno poblado de matorrales y maleza”, lo que me hizo reflexionar sobre la sabiduría que encierra el lenguaje de nuestros labriegos, pues sin mucho rodeo, suelen llamar a las cosas por su nombre y le dan a las cosas la dimensión que merecen.
¿Será que en la Costa Rica de hoy, los liderazgos son auténticos? o ¿será que se nos están “charraleando” y que corremos el riesgo de que la maleza termine con este hermoso solar que tenemos llamado Costa Rica?.
En las semanas recientes, este amado país ha sido invadido por una serie de noticias, anuncios oficiales, sugerencias notables y medidas económicas que lo dejan a uno medio asustado, pues ve que donde deberían estar cultivándose las ideas, se nos mete de vez en cuando, algún matorral que poco a poco convierte el solar en un charral lleno de hierbas amenazantes y destructivas.
Un día de estos, que era miércoles, mitad de semana laboral y con mucho que hacer. Nos agobia a algunos –mas no a los que debería- el arranque del curso lectivo con escuelas cerradas y otras a punto de remates judiciales, nos deja sin respiro un nuevo aumento del precio de la gasolina para seguir subsidiando los privilegios de unos poquitos, es clara la amenaza de una huelga de médicos, se escucha sobre algunas negociaciones para que el vicepresidente no comparezca ante la comisión investigadora de la “trocha de la vergüenza”, la actividad económica del país está a punto de paralizarse por la medida del BCCR de poner topes de cartera a los bancos y se oye con bastante fuerza la “idea” de imponernos –oh terrible desgracia- 30 diputados más.
Cuando todo esto pasa y la noticia de ese día es que nuestra Presidente se toma la tarde para ir a ver un partido de futbol que no tiene NINGUNA trascendencia, me acuerdo de la sabiduría de mi padre. Se nos está llenando de charrales el solar y no ve uno el liderazgo suficiente como para empuñar con seriedad el machete para acabar con esos los matorrales de la chambonada, la postergación y la mediocridad.
Cuando los líderes políticos se van a mitad de semana a ver un partido de futbol y dejan el solar lleno de maleza, entiende uno que los discursos son fáciles de escribir y leer.
Leí un día que sin pasión no hay convicción y creo que sin convicción tampoco puede haber pasión. De la misma forma que la pasión no es lo mismo que el apasionamiento, que el patriotismo no es lo mismo que el fanatismo. Tampoco, el liderazgo auténtico puede ser lo mismo que un liderazgo de charral…
Comentario de Alexander Hernández Camacho