Viernes, 27 Mayo 2016 05:43

Libertad religiosa: un asunto de derechos humanos


En los últimos tiempos, la vida política costarricense está inmersa en una discusión sobre el tema de los llamados Derechos Humanos. De alguna manera, cualquier lucha social o cultural que algún grupo quiera dar en la actualidad, se auto endilga esta etiqueta. No es este el espacio para discutir la milagrosa emergencia de todo tipo de “derechos humanos” en nuestro país, ni la portentosa capacidad de la Corte Interamericana para gobernar y legislar por decreto en el continente, a propósito de la llamada Fecundación In Vitro.

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No obstante, en la Asamblea Legislativa yo sí estoy librando una verdadera batalla por los Derechos Humanos, con mayúsculas, que sí es importante examinar: nuestro proyecto de Ley para libertad religiosa y de culto, expediente número 19,099.Se trata de una iniciativa de manufactura de Restauración Nacional, que la hemos trabajado por muchos años, con el concurso de especialistas, actores fundamentales de la sociedad civil, y los aportes más recientes de otras organizaciones partidarias, que busca ni más ni menos la consagración legal de estos derechos, en un momento en el que la intolerancia y el fundamentalismo secular tienen su baterías enfiladas en contra de lo que el proyecto pretende tutelar.

La libertad religiosa, de la que derivan la libertad de consciencia y de culto, son Derechos Humanos de primera generación, desarrollados ampliamente en los tratados internacionales en la materia, luego de que la barbarie nazi-fascista cargara de muerte y desolación a millones de judíos, precisamente, por profesar una fe distinta a la de élite en el poder. Para Hitler y sus correligionarios, los judíos eran algo así como subhumanos, y eso lo utilizó su régimen de terror para encarcelarlos, torturarlos y asesinarlos sin discriminación de ningún tipo. Hoy día, algunos políticos y radicales, en lo que hemos llamado el“fundamentalismo secular”, nos llaman a los que profesamos principios cristianos “dinosaurios”, “cavernícolas”, “feudales” u “oscurantistas”, entre otros epítetos similares, lo cual parece emular el discurso nazi-fascista, por intolerante y chato.

Nuestro proyecto busca crear un resguardo jurídico para toda persona, de profesar cualquier confesión religiosa, o de no profesar ninguna, con el fin de que se respete su dignidad y humanidad, en razón del ejercicio de su fe. Es un proyecto que no afecta a nadie, que no crea ningún tipo de privilegios para las iglesias, que no tiene un costo para el erario y que constituye un genuino esfuerzo por desarrollar los Derechos Humanos en Costa Rica. Aunque venimos oyendo voces de la intolerancia desde diferentes frentes, lo cierto es que esta iniciativa que tanto hemos trabajado en Restauración Nacional, está siendo apoyada por diputados de la mayoría de los partidos, es decir, no sololos colegas “cristianos”que se han sumado a esta lucha, por lo que esperamos que el Plenario Legislativo pronto lo conozca y sancione positivamente, como corresponde con una democracia centenaria como la nuestra.

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