Una pandemia es una enfermedad que se extiende de manera generalizada por todos los países del orbe y a su paso deja una estela de desolación y muerte
Desde hace años se mencionó la inminencia de algunas plagas, se anunció a las aves como el carro de muerte por la gripe, que terminó con cara de cerdo, cuando el dedo en la llaga se colocó sobre México, aunque después se supo que el mal había nacido un poco mas al norte.
Lo acontecido a partir de ese momento tendrá que ser documentado, una nebulosa se cierne sobre lo que se denominó como gripe AH1N1. La organización Mundial de la Salud, la declaró pandemia, que en el más oscuro de los escenarios, dejaría a su paso millones de muertos, muchos según este cuadro apocalíptico morirían asfixiados.
Una vez disparado el anuncio por el máximo ente rector de la salud en el mundo, se inició una carrera desenfrenada en la industria farmacéutica en procura de una vacuna y en ese escenario, algunos costarricenses ayudaron en la fase experimental.
Los países ricos llenaron sus estantes con las dosis del antídoto y las naciones pobres o con recursos limitados, debieron rascarse los bolsillos para conseguir los dólares, en el caso de Costa Rica, en su momento las autoridades del Seguro Social dispusieron, únicamente para el año en curso, la no despreciable suma de más de 10.000 millones de colones, que incluía la compra de vacunas, medicinas, ventiladores, equipos de rayos x, batas y un enorme etcétera de cosas.
De lo provechoso, están las campañas lideradas por el Seguro Social para enseñarle a la gente el protocolo del tosido y estornudo y la técnica correcta de lavado de manos, estos sencillos hábitos reducen entre otros males, las diarreas y las infecciones respiratorias agudas. Aquí no debemos bajar la guardia nunca más.
El telón de la alerta pandémica ya fue levantado, pero por el bien de la humanidad y en aras de la verdad, deberá auscultarse lo que ahora queda tras bambalinas.
Una pandemia es una enfermedad que se extiende de manera generalizada por todos los países del orbe y a su paso deja una estela de desolación y muerte
Desde hace años se mencionó la inminencia de algunas plagas, se anunció a las aves como el carro de muerte por la gripe, que terminó con cara de cerdo, cuando el dedo en la llaga se colocó sobre México, aunque después se supo que el mal había nacido un poco mas al norte.
Lo acontecido a partir de ese momento tendrá que ser documentado, una nebulosa se cierne sobre lo que se denominó como gripe AH1N1. La organización Mundial de la Salud, la declaró pandemia, que en el más oscuro de los escenarios, dejaría a su paso millones de muertos, muchos según este cuadro apocalíptico morirían asfixiados.
Una vez disparado el anuncio por el máximo ente rector de la salud en el mundo, se inició una carrera desenfrenada en la industria farmacéutica en procura de una vacuna y en ese escenario, algunos costarricenses ayudaron en la fase experimental.
Los países ricos llenaron sus estantes con las dosis del antídoto y las naciones pobres o con recursos limitados, debieron rascarse los bolsillos para conseguir los dólares, en el caso de Costa Rica, en su momento las autoridades del Seguro Social dispusieron, únicamente para el año en curso, la no despreciable suma de más de 10.000 millones de colones, que incluía la compra de vacunas, medicinas, ventiladores, equipos de rayos x, batas y un enorme etcétera de cosas.
De lo provechoso, están las campañas lideradas por el Seguro Social para enseñarle a la gente el protocolo del tosido y estornudo y la técnica correcta de lavado de manos, estos sencillos hábitos reducen entre otros males, las diarreas y las infecciones respiratorias agudas. Aquí no debemos bajar la guardia nunca más.
El telón de la alerta pandémica ya fue levantado, pero por el bien de la humanidad y en aras de la verdad, deberá auscultarse lo que ahora queda tras bambalinas.