Sábado, 10 Diciembre 2011 05:39

La solidaridad como meta

La solidaridad es una muestra de la excelencia humana. En su esencia, reconoce que es necesario el conjunto para ayudar a la parte, y que es indispensable cada parte para darle fuerza al conjunto. Sin embargo, cuando reflexionamos acerca del camino que ha tomado nuestra sociedad, es preocupante el énfasis puesto en el consumismo, y en la lucha encarnizada entre los participantes en el mercado, donde los débiles deben ser más que creativos para sobrevivir.
Por eso Juan Pablo II decía que “la solidaridad garantiza tanto la conciencia de la interdependencia, como el respeto de los derechos de los demás”, derechos que incluyen el acceso a satisfacer necesidades, a una vivienda digna, a la salud, a la sana recreación, en fin…a un sinnúmero de condiciones que requiere todo ser humano para dignificar su vida.
En Hábitat para la Humanidad reconocemos esta premisa como una declaración indiscutible. No es posible salir de la pobreza sin la colaboración de muchos agentes sociales, y más puntualmente en nuestro caso, no es posible que cada familia tenga una vivienda sin la participación de instituciones, organizaciones como la nuestra y de usted.
Sí, de usted, porque bien lo mostró Gandhi, que la revolución interior de un solo individuo puede ayudar a lograr el cambio en el destino de una nación y permitir el cambio de toda la humanidad.
Hoy 5 de diciembre, que celebramos el Día Internacional del Voluntariado, miramos con regocijo los números del último año en Hábitat Costa Rica que arrojan más de 600 voluntarios internacionales que han venido de diversas latitudes a construir paz, oportunidades y futuro para muchas familias costarricenses, y con igual agradecimiento a diversas empresas nacionales e internacionales que han organizado a más de 480 de sus colaboradores para apoyar ese cambio interior y ese cambio de sociedad que necesitamos.
Sin embargo, cada día requerimos más brazos y corazones dispuestos a la inspiración que genera la solidaridad, voluntarios y voluntarias, dispuestas  a brindar una mano amiga, para apoyar y  forjar, con un esfuerzo corto pero significativo, una vida diferente para una familia, una niña o niño y con ello, para toda una sociedad.
Si tenemos la convicción de que la acción individual impacta al mundo como lo hizo Gandhi, con más razón tenemos que hacer que nuestras acciones reflejen nuestro discurso. No podemos vivir en indiferencia frente a la desigualdad, y mientras haya un costarricense en desgracia, un costarricense sin vivienda permanente, un niño o niña sin un lugar para guarecerse o hacer sus tareas dignamente, no podemos llamarnos el país más feliz del mundo.
Celebremos este Día Internacional del Voluntariado reflexionando sobre cuánto hemos participado del salto evolutivo que implica la solidaridad, y cuánto, desde nuestra trinchera –empresa, hogar, estudio—estamos dedicando a que este sea el país solidario y equitativo que todos anhelamos.
La solidaridad es una muestra de la excelencia humana. En su esencia, reconoce que es necesario el conjunto para ayudar a la parte, y que es indispensable cada parte para darle fuerza al conjunto. Sin embargo, cuando reflexionamos acerca del camino que ha tomado nuestra sociedad, es preocupante el énfasis puesto en el consumismo, y en la lucha encarnizada entre los participantes en el mercado, donde los débiles deben ser más que creativos para sobrevivir.
Por eso Juan Pablo II decía que “la solidaridad garantiza tanto la conciencia de la interdependencia, como el respeto de los derechos de los demás”, derechos que incluyen el acceso a satisfacer necesidades, a una vivienda digna, a la salud, a la sana recreación, en fin…a un sinnúmero de condiciones que requiere todo ser humano para dignificar su vida.
En Hábitat para la Humanidad reconocemos esta premisa como una declaración indiscutible. No es posible salir de la pobreza sin la colaboración de muchos agentes sociales, y más puntualmente en nuestro caso, no es posible que cada familia tenga una vivienda sin la participación de instituciones, organizaciones como la nuestra y de usted.
Sí, de usted, porque bien lo mostró Gandhi, que la revolución interior de un solo individuo puede ayudar a lograr el cambio en el destino de una nación y permitir el cambio de toda la humanidad.
Hoy 5 de diciembre, que celebramos el Día Internacional del Voluntariado, miramos con regocijo los números del último año en Hábitat Costa Rica que arrojan más de 600 voluntarios internacionales que han venido de diversas latitudes a construir paz, oportunidades y futuro para muchas familias costarricenses, y con igual agradecimiento a diversas empresas nacionales e internacionales que han organizado a más de 480 de sus colaboradores para apoyar ese cambio interior y ese cambio de sociedad que necesitamos.
Sin embargo, cada día requerimos más brazos y corazones dispuestos a la inspiración que genera la solidaridad, voluntarios y voluntarias, dispuestas  a brindar una mano amiga, para apoyar y  forjar, con un esfuerzo corto pero significativo, una vida diferente para una familia, una niña o niño y con ello, para toda una sociedad.
Si tenemos la convicción de que la acción individual impacta al mundo como lo hizo Gandhi, con más razón tenemos que hacer que nuestras acciones reflejen nuestro discurso. No podemos vivir en indiferencia frente a la desigualdad, y mientras haya un costarricense en desgracia, un costarricense sin vivienda permanente, un niño o niña sin un lugar para guarecerse o hacer sus tareas dignamente, no podemos llamarnos el país más feliz del mundo.
Celebremos este Día Internacional del Voluntariado reflexionando sobre cuánto hemos participado del salto evolutivo que implica la solidaridad, y cuánto, desde nuestra trinchera –empresa, hogar, estudio—estamos dedicando a que este sea el país solidario y equitativo que todos anhelamos.

Máster  Ofelia Blanco,

Directora Nacional - Hábitat para la Humanidad Costa Rica