Miércoles, 29 Julio 2015 05:46

La seguridad ciudadana es tarea de todos

En nuestra sociedad, en los últimos años, se ha incrementado notoriamente el delito. Las calles se han vuelto una selva de cemento donde el ciudadano tiene que enfrentar a diario la posibilidad de ser víctima del abanico de delitos que se presentan, y lo más lamentable es que esta inseguridad se está volviendo parte del paisaje cotidiano y normal de Costa Rica.

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Definitivamente la inseguridad ciudadana es uno de los principales problemas que actualmente se debe erradicar desde los más diversos ámbitos, llámense gobierno, instituciones públicas o privadas, centros de enseñanza y dentro de las mismas familias.

Sin embargo, vale preguntarse si ¿efectivamente está la población tomando medidas ante este flagelo?..., ¿estarán las personas denunciando los actos de delincuencia de sus comunidades?..., ¿se tomarán las adecuadas precauciones cuando se camina por la calle o se anda en carro?..., ¿si se habrá tomado seriamente conciencia del impacto que está generando la inseguridad en nuestra sociedad?...

O, por el contrario, ¿se seguirá con la idea de que es el Gobierno el que tiene que solucionar todo?, o, peor aún, con el pensamiento de que como a mí no me ha pasado, entonces no tengo la obligación de preocuparme… No olvidemos que la seguridad ciudadana es tarea de todos y que representa un trabajo especialmente preventivo.

Es ilógico que esta época las personas se resistan a comprender que la inseguridad ciudadana ya pasó de ser un problema, para convertirse en una amenaza y, a como vamos, perfectamente podría transformarse en un desastre. Quienes han sido victimas de la inseguridad ciudadana podrán comprender la magnitud de este fenómeno, tal vez usted no lo ha sido, no obstante pregúntese qué pasaría si usted, o sus familiares, fueran las víctimas.

No es cuestión de atemorizar, sino de generar una real y pronta toma de conciencia porque el riesgo está latente hoy en el país y, en cualquier momento, perfectamente podríamos ser nosotros las víctimas.

Ciertamente la indiferencia, la falta de cooperación, la carencia de decisiones efectivas, el acostumbrarse a esta problemática o la inacción, son los grandes impulsores de este flagelo que estamos viviendo. Por ello, leyes más efectivas, revisión severa al sistema de impartición de la justicia, una lucha frontal y sin cuartel a la corrupción o un enérgico programa de educación en valores, siguen siendo asignaturas pendientes en esa necesaria lucha contra los actos delictivos.

Hoy la seguridad no puede verse como un producto sino como un proceso el cual debe ser planificado, estratégico y metodológico; en seguridad el primer paso que es la prevención, tiene que ser la principal preocupación. Tomemos conciencia de esto y ¡actuemos!...