En el 2009 volví a recorrer Costa Rica tomando fotos de pulperías y recibidores de café. Recorrí mil pueblos en año y medio, entre ellos, algunos nuevos, sobre todo en zonas indígenas de Buenos Aires, Coto Brus, Turrialba y Talamanca. Y entre el 2010 y el 2011, anduve en unas cuatrocientas empresas de todo el país que tienen asociación solidarista. Ahora, entre el 2012 e inicios del 2013, recorrí los pueblos buscando las escuelas más bonitas, mejor cuidadas y las que ostentan edificios que son patrimonio. De igual manera, en el 2007 y 2008 recorrí quinientos pueblos de Nicaragua, y en el 2010, quinientos pueblos de Panamá. Lo hice manejando mi vehículo. E igualmente, conozco, subido en buses, casi todo el territorio de Honduras y Guatemala, dos de los cinco países más violentos del mundo. Cuento esto para sustentar lo que sigue. Este es un país muy bello, pero con un abandono doloroso en la obra pública. Los templos más hermosos y grandes fueron construidos entre 1880 y 1930. Casi todas las escuelas grandes y elegantes fueron construidas en los gobiernos de don Ricardo Jiménez, don Cleto González Víquez, es decir, entre 1910 y 1932, y, sobre todo, por ese gran ícono de la obra pública que fue don León Cortés, primero como ministro de Fomento, y después como presidente, entre 1936 y 1940, cuando construyó gran cantidad de escuelas y puentes. Superamos en casi todos los rubros positivos al resto de América Central, que conozco bien, pero quien anda en carro la región se asusta de cómo nos hemos quedado botados en el tema de las carreteras y los puertos. Anduve cientos de kilómetros en Panamá, desde Volcán hasta Colón, en una sola recta impresionante. Igual pasa desde Managua hasta Estelí, o hacia Somoto, Ocotal y las Segovias, en Nicaragua. O entre Tegucigalpa y San Pedro Sula, en Honduras. Calles rectas, bien pavimentadas o cementadas, no como las nuestras. ¿Qué necesita Costa Rica, si tiene índices sociales con los que no cuenta América Central? Hacer obra pública, construir carreteras, ponernos al día con puertos y aeropuertos. Eso dispararía al país hacia el desarrollo. Concretar proyectos es sumamente difícil en este país. Todo está enmarañado, metido en un berenjenal de procesos. Con sólo las carreteras, los puertos y los aeropuertos que nos hacen falta, este país despega. Tenemos en educación y salud, todo para ser un país desarrollado. Tenemos una clase empresarial exportadora muy exitosa. Lo único que falta es la obra pública que nos inspire y nos lleve de la mano a tener un verdadero proyecto-país para que Costa Rica sea el primer país de América Latina en pasar a ser del primer mundo. Soñémoslo. Creámoslo. Es posible. Costa Rica tiene que decir “sí se puede”.
Miércoles, 12 Junio 2013 05:16
La obra pública, lo que le urge a Costa Rica
Escrito por Camilo Rodríguez ChaverriEntre el año 2005 y el 2008, recorrí dos mil pueblos de Costa Rica fotografiando iglesias. Me hospedé en ciento cincuenta hoteles. Conversé con miles de personas.