Sin embargo, debemos ser realistas y dejar el análisis de lo deseable para pasar al de lo posible. Resulta que dar una licencia a todas las madres que laboran regularmente tendría un importante costo económico que debe ser atendido; habría que dar respuesta a varias interrogantes como ¿Quién va a pagar los costos directos de este beneficio? ¿La empresa para la que labora la beneficiada? ¿El gobierno, a través de la Caja Costarricense del Seguro Social u otra institución estatal?
En el caso de que se diga que la empresa, habría que señalar que en las actuales condiciones financieras en las que se encuentran no pocas empresas nacionales, producto de una crisis económica, que habría que decir que además es mundial, donde la tasa de desempleo ha alcanzado cifras verdaderamente alarmantes, como en España, donde pareciera que la aspiración se limita, ya a solo tener un trabajo seguro. Pues aunque la situación costarricense dista mucho de la española, tampoco, se pueden decir que nuestra situación es boyante. Por lo que pareciera que no sería nada posible para la mayoría de las empresas nacionales asumir el costo de la deseable licencia de maternidad.
Entonces que lo asuma alguna institución estatal; menos, si ya hoy por hoy, el Gobierno y sus instituciones descentralizadas con responsabilidades sociales, a duras penas cuentas medio cumplen con las tareas asignadas, muy difícilmente, podría pensarse en que el costo de la ampliación de la licencia de maternidad, lo asuma alguna institución estatal.
Así las cosas podrían pensar los amables radioescuchas que la opinión de este comentarista es que esta iniciativa, hay que olvidarla pues no, si existe un medio al cual se podría recurrir, por lo menos para una parte de las madres –del ahogado, el sombrero-que trabajan para coadyuvar al sostenimiento familiar y este sería apoyarse en el trabajo virtual o sea que las madres sigan en sus casas pero que cumplan con sus deberes laborales a través de las nuevas tecnologías de comunicación, que ampliamente facilitan una comunicación virtual casi que de forma permanente y en tiempo real.
No faltara quién diga que esta idea no tiene ni pies ni cabeza, ya que quién le aseguraría a las empresas que esas mujeres van a cumplir con sus deberes; a quienes así piensan les diría que aplicando un control de las tareas asignadas y las cumplidas, se resolvería. Estoy seguro que las mujeres serían las primeras interesadas en no fallar. En todo caso mi intención es dar un aporte proactivo para una propuesta que debe ser atendida.