Jueves, 15 Julio 2010 05:41

Importantes lecciones de vida después de un mundial…

La copa mundial de fútbol ha culminado y se ha visto coronado con éxito un proceso de preparación de la selección de España, indiscutible ganadora del torneo.
En el epílogo de una gesta deportiva como la vivida en el último mes, vale la pena destacar un conjunto de valores y resaltar las características que construyen un éxito como el logrado por esta selección de futbol.
Me refiero en primera instancia a que los grandes objetivos grupales, solo pueden alcanzarse a base de trabajo en equipo, unido a la planificación y a la visión de largo plazo.
No hay cabida en la construcción del éxito, para intereses mezquinos, cortoplacistas y personalistas, pues lo único que se logra cuando eso prima, es el fracaso y la desilusión de los pueblos, que son los que terminan llorando las derrotas y los ridículos. La visión país que han tenido en España, es lo que también permite ver hoy éxitos contundentes en otras disciplinas deportivas como el Tenis con Rafael Nadal y en el Ciclismo con Alberto Contador.
Otra cosa de la que deberíamos echar mano para múltiples cosas en la vida, es que la energía de la juventud debe ser bien canalizada. El ímpetu de un grupo de muchachos jóvenes, nacidos muchos de pueblitos recónditos de España, preparados desde niños para enfrentar los más grandes retos deportivos con el aplomo que solo tienen los vencedores; es algo que solo con una guía adecuada, puede rendir los frutos esperados.
Esa guía, cargada de la sabiduría que dan los años, la hemos podido observar en el Sr. Vicente del Bosque. Hombre sereno, maduro, ecuánime, mesurado e inspirado –según el mismo ha dicho- por su hijo.
No tengo duda y sé que me respaldan todos aquellos que han sido tocados -como yo- por la grandiosa presencia de una persona con Síndrome de Down, que esa paz que proyecta el entrenador español, ha nacido de la luz que este ángel ha sabido llevar a su vida.
El capitán de la Selección Campeona del mundo, con lágrimas en abundancia, nos ha mostrado que en el éxito también se vale expresar las más profundas emociones, que la sensibilidad humana no debe sucumbir al éxito y que la superioridad y el logro de objetivos materiales, jamás estará por encima del valor de la persona humana.
La solidaridad con el dolor ajeno, ha sido patente en la leyenda escrita en la camiseta del anotador del único gol. Su homenaje póstumo a un compañero que ya no está, nos dice que los montes no son escalados únicamente por aquellos que conquistan la cima, sino que son caminos en los que muchos otros han dejado incluso la vida y que la justicia manda que sean reconocidos cuando el éxito se acerca.
Para no agobiar, sólo basta resumir en palabras sencillas pero profundas, cuáles han de ser las características del éxito. Planificación, juventud, experiencia, humildad, solidaridad, ecuanimidad, serenidad y otras muchas que hemos podido ver en este cierre de campeonato mundial.
Ahora, solo basta esperar que Dios nos preste cuatro años más de vida, para poder disfrutar en Brasil de otra fiesta y quiera Dios que esta vez, nuestra Selección atesore para sí cada una de estas características y llevarlas a las máximas instancias del éxito.
La copa mundial de fútbol ha culminado y se ha visto coronado con éxito un proceso de preparación de la selección de España, indiscutible ganadora del torneo.
En el epílogo de una gesta deportiva como la vivida en el último mes, vale la pena destacar un conjunto de valores y resaltar las características que construyen un éxito como el logrado por esta selección de futbol.
Me refiero en primera instancia a que los grandes objetivos grupales, solo pueden alcanzarse a base de trabajo en equipo, unido a la planificación y a la visión de largo plazo.
No hay cabida en la construcción del éxito, para intereses mezquinos, cortoplacistas y personalistas, pues lo único que se logra cuando eso prima, es el fracaso y la desilusión de los pueblos, que son los que terminan llorando las derrotas y los ridículos. La visión país que han tenido en España, es lo que también permite ver hoy éxitos contundentes en otras disciplinas deportivas como el Tenis con Rafael Nadal y en el Ciclismo con Alberto Contador.
Otra cosa de la que deberíamos echar mano para múltiples cosas en la vida, es que la energía de la juventud debe ser bien canalizada. El ímpetu de un grupo de muchachos jóvenes, nacidos muchos de pueblitos recónditos de España, preparados desde niños para enfrentar los más grandes retos deportivos con el aplomo que solo tienen los vencedores; es algo que solo con una guía adecuada, puede rendir los frutos esperados.
Esa guía, cargada de la sabiduría que dan los años, la hemos podido observar en el Sr. Vicente del Bosque. Hombre sereno, maduro, ecuánime, mesurado e inspirado –según el mismo ha dicho- por su hijo.
No tengo duda y sé que me respaldan todos aquellos que han sido tocados -como yo- por la grandiosa presencia de una persona con Síndrome de Down, que esa paz que proyecta el entrenador español, ha nacido de la luz que este ángel ha sabido llevar a su vida.
El capitán de la Selección Campeona del mundo, con lágrimas en abundancia, nos ha mostrado que en el éxito también se vale expresar las más profundas emociones, que la sensibilidad humana no debe sucumbir al éxito y que la superioridad y el logro de objetivos materiales, jamás estará por encima del valor de la persona humana.
La solidaridad con el dolor ajeno, ha sido patente en la leyenda escrita en la camiseta del anotador del único gol. Su homenaje póstumo a un compañero que ya no está, nos dice que los montes no son escalados únicamente por aquellos que conquistan la cima, sino que son caminos en los que muchos otros han dejado incluso la vida y que la justicia manda que sean reconocidos cuando el éxito se acerca.
Para no agobiar, sólo basta resumir en palabras sencillas pero profundas, cuáles han de ser las características del éxito. Planificación, juventud, experiencia, humildad, solidaridad, ecuanimidad, serenidad y otras muchas que hemos podido ver en este cierre de campeonato mundial.
Ahora, solo basta esperar que Dios nos preste cuatro años más de vida, para poder disfrutar en Brasil de otra fiesta y quiera Dios que esta vez, nuestra Selección atesore para sí cada una de estas características y llevarlas a las máximas instancias del éxito.