Para mi mayor desconcierto, recientemente se publicó también que los estudiantes de los colegios públicos tienen una menor tasa de ingreso a la Universidad de Costa Rica que los estudiantes de los colegios privados.
Por si fuera poco, el último informe del “Estado de la Nación” señala que la desigualdad ha aumentado en nuestro país. Si bien la economía costarricense ha crecido, ello no se ha traducido en un mayor bienestar generalizado, sino en una mayor riqueza para algunos cuantos. Actualmente, el ingreso del sector más rico del país es 25 veces mayor que el del sector más pobre. Sector pobre que dicho sea de paso representa más de un millón de personas en Costa Rica.
Esta triste realidad debe interpelar seriamente nuestras conciencias y llevarnos a interrogarnos: ¿Hacia dónde va Costa Rica? ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo? ¿No se supone que los jóvenes son el futuro de un país? ¿Qué futuro le espera a esta Costa Rica, que no le ofrece las mismas posibilidades de crecimiento cultural y académico a todos sus hijos? ¿Qué futuro le espera a este país que parece condenar a un cuarto de sus habitantes a vivir en la pobreza?
Desde hace décadas los gobiernos se han sucedido, sin que se haya producido una mejoría significativa y definitiva en este campo. En algunos casos, la pobreza retrocedió unos cuantos puntos porcentuales, para volver a instalarse poco después en los niveles anteriores. Pírricas victorias en una lucha de la que depende el bienestar de los más desfavorecidos y el futuro de todo un país.
Esta situación es intolerable, especialmente en un país como el nuestro, que hace tiempo escogió sabiamente cambiar los soldados por maestros y las armas por pupitres. En un mundo cada vez más competitivo, cada vez más dependiente del saber y de la técnica, la educación es la herramienta más importante para promover el desarrollo.
Por ello, deben hacerse todos los esfuerzos necesarios por mejorar la calidad de la educación, por combatir la deserción estudiantil, por aumentar los cupos en las universidades estatales, por incrementar las formaciones técnicas, en fin, por brindarle a todos los costarricenses los medios adecuados para superarse mediante el esfuerzo y el trabajo.
A lo largo de su historia, Costa Rica ha enfrentado con éxito múltiples retos y dificultades. Gracias a la sabiduría, compromiso y coraje de nuestros antepasados, disfrutamos del bello país que nos han heredado. Hoy, somos nosotros los llamados a fijar las bases de la Costa Rica del mañana, en la que deberán vivir nuestros hijos y nietos. ¡No los defraudemos!
Rodolfo Brenes Vargas