Se ha aprobado ya en la Asamblea Legislativa el pretendido proyecto del Poder Ejecutivo, al que popularmente se ha identificado como “Eurobonos”.
Con este proyecto, se le permite al Gobierno vender bonos en el mercado internacional por un máximo de $4.000 millones, en los próximos 10 años y según han dicho el Ministro de Hacienda y el Presidente del Banco Central, los destinos de la emisión inicial será el pago de vencimientos de bonos de deuda externa.
Además de pagar los bonos externos, otra parte de los recursos sería destinada a cancelar deuda interna en dólares, y el resto, en sustituir bonos de deuda interna en colones. Según don Rodrigo Bolaños, si el dinero se usa para sustituir deuda externa o deuda interna en dólares, el efecto monetario por exceso de dólares sería casi nulo.
No se han hecho esperar las opiniones divergentes en torno a los efectos de este proyecto y mientras la Unión Costarricense de Cámaras del Sector Empresarial Privado, se manifestó en favor del proyecto pues esperan que este frene el aumento de las tasas en colones; la Cámara de Exportadores opina que los eurobonos profundizarían el problema fiscal y presionaría el tipo de cambio a la baja y que eso les afectará más a ellos.
Yo, en opinión un poco más piso e’ tierra, quisiera en relación a esto de los Eurobonos dejar planteada aquí mi principal preocupación y para eso, me valgo de la paciencia de los apreciados escuchas de PANORAMA, para contarles un cuento. Pero no un cuento chino de esos que relata Andrés Oppenheimer en su libro del mismo nombre, sino un cuento Cartago de los míos, que busca hacer una analogía entre lo que le pasó a un amigo y lo que nos podría pasar a nosotros, si esto no se maneja de forma responsable.
Tuve un amigo, que se endeudó mucho con tarjetas de crédito de las más caras. Con ellas, financió sus irresponsables hábitos de consumo, sus caprichos y los caprichos de otros. Financió gastos corrientes o de corto plazo con esas tarjetas a largo plazo, se dio la gran vida de fiesta y despilfarro hasta que llegó el día que no pudo con tanta deuda; por lo que recurrió a otro banco, que le ofreció refinanciar aquello a una mejor tasa y en otra moneda. Sin embargo, aquella negociación no lo condicionó a dejar de usar aquellas tarjetas caras y se le permitió que anduviera allí, por la vida con las tarjetas caras en su billetera.
Después de un tiempo y como nadie lo obligó, continuó con sus mismos hábitos de consumo, con su irresponsabilidad y siempre indisciplinado en la contención del gasto, lo que lo terminó llevando a la fatal de decisión de quitarse la vida.
Ahora, con esta luz verde a nuevas deudas, lo único que queda es rezar, para que la historia de los eurobonos, no termine en algo parecido a la historia de mi amigo, pues conociendo la disciplina de los gobiernos y con el anuncio de ese diosecillo, de que el PLN es el único partido que existe en el país, podríamos terminar en suicidio, con los Eurobonos como cordel. Alexander Hernández Camacho
Se ha aprobado ya en la Asamblea Legislativa el pretendido proyecto del Poder Ejecutivo, al que popularmente se ha identificado como “Eurobonos”.
Con este proyecto, se le permite al Gobierno vender bonos en el mercado internacional por un máximo de $4.000 millones, en los próximos 10 años y según han dicho el Ministro de Hacienda y el Presidente del Banco Central, los destinos de la emisión inicial será el pago de vencimientos de bonos de deuda externa.
Además de pagar los bonos externos, otra parte de los recursos sería destinada a cancelar deuda interna en dólares, y el resto, en sustituir bonos de deuda interna en colones. Según don Rodrigo Bolaños, si el dinero se usa para sustituir deuda externa o deuda interna en dólares, el efecto monetario por exceso de dólares sería casi nulo.
No se han hecho esperar las opiniones divergentes en torno a los efectos de este proyecto y mientras la Unión Costarricense de Cámaras del Sector Empresarial Privado, se manifestó en favor del proyecto pues esperan que este frene el aumento de las tasas en colones; la Cámara de Exportadores opina que los eurobonos profundizarían el problema fiscal y presionaría el tipo de cambio a la baja y que eso les afectará más a ellos.
Yo, en opinión un poco más piso e’ tierra, quisiera en relación a esto de los Eurobonos dejar planteada aquí mi principal preocupación y para eso, me valgo de la paciencia de los apreciados escuchas de PANORAMA, para contarles un cuento. Pero no un cuento chino de esos que relata Andrés Oppenheimer en su libro del mismo nombre, sino un cuento Cartago de los míos, que busca hacer una analogía entre lo que le pasó a un amigo y lo que nos podría pasar a nosotros, si esto no se maneja de forma responsable.
Tuve un amigo, que se endeudó mucho con tarjetas de crédito de las más caras. Con ellas, financió sus irresponsables hábitos de consumo, sus caprichos y los caprichos de otros. Financió gastos corrientes o de corto plazo con esas tarjetas a largo plazo, se dio la gran vida de fiesta y despilfarro hasta que llegó el día que no pudo con tanta deuda; por lo que recurrió a otro banco, que le ofreció refinanciar aquello a una mejor tasa y en otra moneda. Sin embargo, aquella negociación no lo condicionó a dejar de usar aquellas tarjetas caras y se le permitió que anduviera allí, por la vida con las tarjetas caras en su billetera.
Después de un tiempo y como nadie lo obligó, continuó con sus mismos hábitos de consumo, con su irresponsabilidad y siempre indisciplinado en la contención del gasto, lo que lo terminó llevando a la fatal de decisión de quitarse la vida.
Ahora, con esta luz verde a nuevas deudas, lo único que queda es rezar, para que la historia de los eurobonos, no termine en algo parecido a la historia de mi amigo, pues conociendo la disciplina de los gobiernos y con el anuncio de ese diosecillo, de que el PLN es el único partido que existe en el país, podríamos terminar en suicidio, con los Eurobonos como cordel.
Alexander Hernández Camacho