Viernes, 09 Julio 2010 05:22

Estoy a favor de pedir ayuda internacional para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.

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El problema de la inseguridad nacional tiene muchas vertientes y aristas, pero no hay puntos definitivos e incuestionables, como las siguientes; 1. la inseguridad se dispara por la brecha social entre ricos y pobres; 2. la pobreza y el desempleo impulsan la delincuencia; 3. hay formas de agresión como la violencia domestica que están llevando a las nuevas generaciones a trasgredir el orden a través de vandalismo y drogadicción; 4. si no hay oportunidades en la zona rural y si hay deserción escolar, tenemos campo fértil para el crecimiento de las bandas juveniles en la zonas urbanomarginales, y, 5. hay actores poderosos en la inseguridad ciudadana, sobre todo narcotráfico, el consumo de drogas ilícitas y el crimen organizado.
Costa Rica es un país pobre, sin ejercito, con un cuerpo jurídico que ha demostrado ser endeble y alcahuete, que tiene demasiados problemas para meter a los bandidos a la cárcel, además de un país con pocas cárceles, con restricciones anodinas y estúpidas para las personas buenas que quieran armarse para su defensa propia, y beneficiar carcelarios que sacan a la calle a gente que acaba de matar, de asesinar, de robar o de agredir…
Así las cosas, lo primero es detener el narcotráfico y el crimen organizado, porque son los elementos que pueden recrudecer y engrandecer la inseguridad ciudadana. Por eso es que estoy absolutamente de acuerdo en que el país cuente con ayuda militar internacional, sobre todo proveniente de Estados Unidos, que siempre ha sido un país amigo del nuestro, y que tiene interés común con nosotros en el tema de detener el narcotráfico y la organización  de grupos sofisticados de delincuentes con poder, por lo que aquí se conoce como crimen organizado. Colombia ha sido exitoso en este campo.
Nuestro país es tierra de paso para los narcotraficantes, que son poderosos a los dos lados del istmo centroamericano, sobre todo en México y Colombia. Antes, tuvieron mucho poder los carteles (sin tilde) de Cali y de Medellín, pero el gobierno de Uribe ha dado pelea insigne, con ayuda del ejército de Estados Unidos, y ahora se sabe del poder nefasto que tienen en nuestra patria los carteles de México.
Si contáramos con cuerpos policiales, con fuerzas aéreas y navales, y si fuéramos un país rico, con recursos financieros abundantes para contar con barcos patrulleros, aviones y helicópteros modernos, y equipo por el estilo, no necesitaríamos de Estados Unidos, pero ni tenemos ni queremos tener equipos militares. Entonces, o nos ayudan lo países que tienen interés y poder para ayudarnos, o estaremos entregando el país al poder ominoso e inclemente de los narcotraficantes. No tenemos otra opción: o nos ayudan los gobiernos amigos, o les damos la llave a los cacos, a los pillos internacionales, a los mafiosos…Quienes se oponen con un discurso patriotero son cualquier cosa menos patriotas, porque se oponen a que vengan barcos de Estados Unidos pero no hacen lo suficiente, ni pueden hacer lo mínimo para detener el arribo de barcos con drogas, de avionetas y helicópteros de los carteles de México que entran y salen de Costa Rica como Pedro por su casa. Esos, los narcotraficantes, los delincuentes internacionales, si son enemigos de Costa Rica. A esos hay que declararles la guerra, si queremos seguir siendo un país de paz, y para hacerle la guerra al narcotráfico necesitamos de la ayuda de Estados Unidos, le duela a quien le duela. La paz de Costa Rica no puede ponerse en riesgo por el discurso antiyanqui, trasnochado y burdo, de unos cuantos.
La dignidad y la soberanía del país están en riesgo, pero por culpa del narcotráfico, no de la ayuda internacional que nos permita combatir el imperio soez de las drogas.
El problema de la inseguridad nacional tiene muchas vertientes y aristas, pero no hay puntos definitivos e incuestionables, como las siguientes; 1. la inseguridad se dispara por la brecha social entre ricos y pobres; 2. la pobreza y el desempleo impulsan la delincuencia; 3. hay formas de agresión como la violencia domestica que están llevando a las nuevas generaciones a trasgredir el orden a través de vandalismo y drogadicción; 4. si no hay oportunidades en la zona rural y si hay deserción escolar, tenemos campo fértil para el crecimiento de las bandas juveniles en la zonas urbanomarginales, y, 5. hay actores poderosos en la inseguridad ciudadana, sobre todo narcotráfico, el consumo de drogas ilícitas y el crimen organizado.
Costa Rica es un país pobre, sin ejercito, con un cuerpo jurídico que ha demostrado ser endeble y alcahuete, que tiene demasiados problemas para meter a los bandidos a la cárcel, además de un país con pocas cárceles, con restricciones anodinas y estúpidas para las personas buenas que quieran armarse para su defensa propia, y beneficiar carcelarios que sacan a la calle a gente que acaba de matar, de asesinar, de robar o de agredir…
Así las cosas, lo primero es detener el narcotráfico y el crimen organizado, porque son los elementos que pueden recrudecer y engrandecer la inseguridad ciudadana. Por eso es que estoy absolutamente de acuerdo en que el país cuente con ayuda militar internacional, sobre todo proveniente de Estados Unidos, que siempre ha sido un país amigo del nuestro, y que tiene interés común con nosotros en el tema de detener el narcotráfico y la organización  de grupos sofisticados de delincuentes con poder, por lo que aquí se conoce como crimen organizado. Colombia ha sido exitoso en este campo.
Nuestro país es tierra de paso para los narcotraficantes, que son poderosos a los dos lados del istmo centroamericano, sobre todo en México y Colombia. Antes, tuvieron mucho poder los carteles (sin tilde) de Cali y de Medellín, pero el gobierno de Uribe ha dado pelea insigne, con ayuda del ejército de Estados Unidos, y ahora se sabe del poder nefasto que tienen en nuestra patria los carteles de México.
Si contáramos con cuerpos policiales, con fuerzas aéreas y navales, y si fuéramos un país rico, con recursos financieros abundantes para contar con barcos patrulleros, aviones y helicópteros modernos, y equipo por el estilo, no necesitaríamos de Estados Unidos, pero ni tenemos ni queremos tener equipos militares. Entonces, o nos ayudan lo países que tienen interés y poder para ayudarnos, o estaremos entregando el país al poder ominoso e inclemente de los narcotraficantes. No tenemos otra opción: o nos ayudan los gobiernos amigos, o les damos la llave a los cacos, a los pillos internacionales, a los mafiosos…Quienes se oponen con un discurso patriotero son cualquier cosa menos patriotas, porque se oponen a que vengan barcos de Estados Unidos pero no hacen lo suficiente, ni pueden hacer lo mínimo para detener el arribo de barcos con drogas, de avionetas y helicópteros de los carteles de México que entran y salen de Costa Rica como Pedro por su casa. Esos, los narcotraficantes, los delincuentes internacionales, si son enemigos de Costa Rica. A esos hay que declararles la guerra, si queremos seguir siendo un país de paz, y para hacerle la guerra al narcotráfico necesitamos de la ayuda de Estados Unidos, le duela a quien le duela. La paz de Costa Rica no puede ponerse en riesgo por el discurso antiyanqui, trasnochado y burdo, de unos cuantos.
La dignidad y la soberanía del país están en riesgo, pero por culpa del narcotráfico, no de la ayuda internacional que nos permita combatir el imperio soez de las drogas.