Miércoles, 26 Febrero 2014 08:51

Estado de cuenta

Inicié mi vida laboral muy jovencillo, a causa de provenir de un hogar disfuncional mi madre de muy bajos recursos económicos me obligó a salir del colegio y a partir de ese triste suceso comencé a trabajar en “lo que fuera” con tal de ayudar a mi madre con “algunos cinquillos”, aún así, recuerdo que me gustaba ahorrar.

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Era muy chistoso, ahorraba ¢500,00 a medio mes y a final de mes iba y sacaba ¢400,00 y así sucesivamente. ¿Recuerdan ustedes? Los bancos daban una libreta, la pasaban por una máquina…la mía estaba llena de entradas y retiros. En tiempo de crisis muchas veces dejé la libreta en 0 y me cerraban la cuenta, luego iba a otro banco a empezar y así conocí todos los bancos. El tiempo pasó, mi adolescencia fue de muchas penurias, mi cuenta de ahorros nunca prosperó. Luego decidí casarme, ¡imagínense!, un ciudadano común y corriente con los bolsillos temblando y el alma en cueros, solamente Dios sabe cómo me las agencié para llegar hasta el altar con lujoso traje de “diolen”. Por fortuna, la suerte me sonrió pronto y les cuento que el pasado mes de enero llegué a los 32 años de vida matrimonial.
No les voy a decir cómo está mi estado de cuenta financiero actual, aprovechando esta coyuntura lo que quiero es referirme al estado de cuenta espiritual de cada persona. La vida es como esa libreta de ahorros que mencioné al principio y todos los días hacemos depósitos y retiros en la cuenta del corazón de las demás personas. Un depósito es decir gracias a esa persona por un favor recibido, otro depósito es felicitar a alguien por lo bien que hizo su trabajo. Cada vez que practicamos buenas acciones estamos depositando amor en el corazón de las demás personas y evidentemente; cada vez que ofendemos a los demás, con frases de desprecio, insolencia, calumnias y todo tipo de manifestaciones negativas, estaremos realizando retiros de su corazón.
En estos tiempos de incertidumbre política, desaciertos de toda clase, mentiras, engaños, corrupción, venganzas y serruchadas de piso, les invito a reflexionar sobre este tema y revisar minuciosamente como anda ese estado de cuenta.
¿Está en números rojos? o está repleto de amor y amistad hacia los demás. Hagan entonces un esfuerzo para replantear esa economía espiritual y traten de llegar a fin de mes con bastantes fondos, Si eres generoso con los demás tu cuenta espiritual te salvará del fracaso, de las decepciones y de la soledad..
Autor: Marvin UREÑA Sandí