En los últimos años se dio un cambio en la política y ahora se están graduando más generosamente, para suplir las carencias que tiene Costa Rica de estos profesionales, particularmente en zonas alejadas, donde existe la infraestructura hospitalaria, el equipo y aún no se ha podido suplir el recurso humano que atienda a los pobladores.
El faltante tiene múltiples factores, uno de ellos es que se preparaban los especialistas y una vez concluidos los estudios con una gran inversión por parte del Seguro Social, muchos cubrían el costo de su formación y migraban para la empresa privada.
Para subsanar la situación, ahora los nuevos becados suscriben voluntariamente un contrato aprendizaje, donde se obligan, no sólo a cumplir con las obligaciones académicas, sino; una vez graduados, prestar servicios donde la seguridad social y el país les requieran y para ello se les fija un número determinado de años donde deben honrar el acuerdo.
En los últimos días se dio un huelga de los residentes como se llaman estos médicos que procuran la especialidad y los manifestantes hicieron girar el discurso en torno a lo supuestamente draconiano del contrato aprendizaje y las garantías fiduciarias que deben rendir para una formación que de por sí es onerosa.
La actual jerarca de la Caja, doctora Ileana Balmaceda, ha prometido un Seguro Social de puertas más anchas para el acceso a los usuarios, la creación de más equipos básicos de atención integral en salud conocidos como EBAIS en procura de que los usuarios no tengan que madrugar para una cita, que eventualmente y según su deseo, obtengan mediante una sencilla llamada telefónica.
La titular de la Presidencia Ejecutiva es clara en el sentido de que quienes se formen con recursos provenientes de los aportes de patronos, trabajadores y el estado, deben servirle al país donde se les requiera.
Es importante negociar lo negociable, pero nada que se sobreponga a los legítimos intereses de los asegurados.