Costa Rica ha reconocido desde hace ya muchos años que la única manera de crecer y desarrollarse es integrándose cada vez más, y de una manera más provechosa, a la economía internacional. Con este norte, recientemente decidimos dar un paso adelante en este camino y lanzar la negociación de un tratado de libre comercio con Colombia.
Para Costa Rica, la negociación con este socio es un paso natural por varias razones. En primer lugar, porque aumentaría nuestra presencia y fomentaría la creación de mayores y más sólidos vínculos comerciales con el mercado suramericano, más allá de los que ya tenemos con Chile y con Perú.
Colombia representa un mercado muy atractivo para Costa Rica. Se trata de un país con dimensiones comparables a las de Centroamérica, con un tamaño de población parecido –cerca de 46 millones de personas-, pero en su caso, con un poder adquisitivo superior- que ronda los US$7.000 per cápita - y con una interesante proyección de crecimiento económico. Tenemos similitudes en la forma de hacer negocios, somos dos países cercanos geográficamente y con canales de transporte establecidos, por lo que definir reglas claras para nuestro intercambio comercial y de inversión viene a sumar seguridad y confianza a las relaciones que ya tenemos.
Adicionalmente, existe un potencial importante para profundizar las ventas costarricenses a ese mercado. En los últimos 10 años, Colombia ha experimentado una gran transformación y un significativo aumento de su comercio. Recientemente, su Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, señaló que sólo el año pasado su país importó cerca de U$55.000 millones de los cuales aproximadamente U$15.000 millones corresponden a productos que Costa Rica produce o puede producir. Sin duda, esto nos ofrece una perspectiva positiva. Existen oportunidades especialmente en sectores como la electrónica, metal-mecánica, química-farmacéutico, industria alimentaria, equipo de precisión y médico. Por otro lado, el 63% de las exportaciones industriales de Colombia del año anterior fueron de materias primas que podrían ser de interés para la industria local, lo que contribuiría a mejorar la competitividad de nuestro sector productivo.
Del lado de la inversión, la presencia colombiana en Costa Rica es muy importante y se materializa en el sector agrícola, en la manufactura de productos y materiales de construcción, en el sector textil, en banca, en supermercados y en otra serie de campos. Costa Rica, por su parte, también tiene inversiones en Colombia en campos de tubería plástica, cafeterías, tiendas y software, entre otros.
Las similitudes que nos unen sientan la base para formar una alianza comercial y de inversión profunda y duradera, que incluye acciones en otras áreas de mutuo interés. El tratado con Colombia abre la oportunidad para que Costa Rica se convierta en miembro pleno de la Alianza del Pacífico, lo cual fortalecerá el vínculo con el bloque de las economías latinoamericanas más importantes –México, Chile, Perú y Colombia–. Asimismo, trabajaremos de manera conjunta en el proceso de acercamiento que realizamos ambos países para lograr la potencial membresía a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Es hora de acercarnos a Colombia.
Anabel González
Ministra de Comercio Exterior
Costa Rica ha reconocido desde hace ya muchos años que la única manera de crecer y desarrollarse es integrándose cada vez más, y de una manera más provechosa, a la economía internacional. Con este norte, recientemente decidimos dar un paso adelante en este camino y lanzar la negociación de un tratado de libre comercio con Colombia.
Para Costa Rica, la negociación con este socio es un paso natural por varias razones. En primer lugar, porque aumentaría nuestra presencia y fomentaría la creación de mayores y más sólidos vínculos comerciales con el mercado suramericano, más allá de los que ya tenemos con Chile y con Perú.
Colombia representa un mercado muy atractivo para Costa Rica. Se trata de un país con dimensiones comparables a las de Centroamérica, con un tamaño de población parecido –cerca de 46 millones de personas-, pero en su caso, con un poder adquisitivo superior- que ronda los US$7.000 per cápita - y con una interesante proyección de crecimiento económico. Tenemos similitudes en la forma de hacer negocios, somos dos países cercanos geográficamente y con canales de transporte establecidos, por lo que definir reglas claras para nuestro intercambio comercial y de inversión viene a sumar seguridad y confianza a las relaciones que ya tenemos.
Adicionalmente, existe un potencial importante para profundizar las ventas costarricenses a ese mercado. En los últimos 10 años, Colombia ha experimentado una gran transformación y un significativo aumento de su comercio. Recientemente, su Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, señaló que sólo el año pasado su país importó cerca de U$55.000 millones de los cuales aproximadamente U$15.000 millones corresponden a productos que Costa Rica produce o puede producir. Sin duda, esto nos ofrece una perspectiva positiva. Existen oportunidades especialmente en sectores como la electrónica, metal-mecánica, química-farmacéutico, industria alimentaria, equipo de precisión y médico. Por otro lado, el 63% de las exportaciones industriales de Colombia del año anterior fueron de materias primas que podrían ser de interés para la industria local, lo que contribuiría a mejorar la competitividad de nuestro sector productivo.
Del lado de la inversión, la presencia colombiana en Costa Rica es muy importante y se materializa en el sector agrícola, en la manufactura de productos y materiales de construcción, en el sector textil, en banca, en supermercados y en otra serie de campos. Costa Rica, por su parte, también tiene inversiones en Colombia en campos de tubería plástica, cafeterías, tiendas y software, entre otros.
Las similitudes que nos unen sientan la base para formar una alianza comercial y de inversión profunda y duradera, que incluye acciones en otras áreas de mutuo interés. El tratado con Colombia abre la oportunidad para que Costa Rica se convierta en miembro pleno de la Alianza del Pacífico, lo cual fortalecerá el vínculo con el bloque de las economías latinoamericanas más importantes –México, Chile, Perú y Colombia–. Asimismo, trabajaremos de manera conjunta en el proceso de acercamiento que realizamos ambos países para lograr la potencial membresía a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Es hora de acercarnos a Colombia.
Anabel González
Ministra de Comercio Exterior