Martes, 12 Mayo 2015 05:38

El placer de ayudar

Recientemente cometí uno de los errores más comunes de los ticos que consiste en dejar las llaves olvidadas dentro del automóvil. De inmediato la sensación de angustia, sofoco y disgusto se apoderó de mis nervios.

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Como suele suceder, empecé a probar otras llaves (propias y prestadas) para tratar de abrir alguna puerta del carro, todos los intentos fueron fallidos. En medio del bochornoso episodio, apareció una persona que me miró con ojos burlones y dijo: - “Si me da ¢5.000,00 se lo abro en un 2X3;o si prefiere llama al cerrajero que cobra ¢12.000,00.
Compungido como me encontraba le respondí que lo iba a pensar. Acto seguido me propuse a tratar de resolver el problema por mis propios medios. Recordé la estrategia de Macguiver para estos casos, busqué un alambre, conseguí un alicate y para mi fortuna, la ventana del lado del conductor tenía una abertura como de dos centímetros, hice un quiebre de 45 grados al alambre para poder introducirlopor debajo del botaguas y al cuarto intento “EUREKA”, logré ensartar el seguro de la puerta y jalarlo hacia arriba.
Con base en este testimonio, quiero compartir con ustedes el gran valor que tiene ayudar a los demás en momentos críticos; el placer de ayudar a alguien cuando más lo necesita sin interés de ningún tipo; tal como decía mi abuelo – “los favores no se cobran”. Querer sacar provecho de la necesidad de otras personas es algo vil, deleznable y chocante; por el contrario, darse a los demás produce una satisfacción interna que rejuvenece nuestra alma y nos transforma en angeles bajados del cielo.
También, es importante tomar en cuenta, que los favores y las buenas obras tienen recompensa, un adagio popular señala que: “hoy por ti y mañana por mí”. Ese favor que hiciste hoy, según la ley de la compensación te será reintegrado en el futuro; así se construyen las cadenas de favores.
De modo que si DIOS te da la oportunidad de poder realizar un favor, no pienses en cuanto podrías ganarte, sino, en cuanto puedes servir. A partir de hoy, enseña a tus hijos y a tus nietos a no ser interesados, enseña con el ejemplo. Esa mujer, que espera de pie, bajo la lluvia, a la orilla de la carretera que alguien la auxilie para poder cambiar la llanta ponchada de su automóvil es probablemente un ángel que te está poniendo a prueba.
Los insto a desprendernos del egoísmo y poner en práctica la caridad cristiana de servir.
Marvin UREÑA Sandí