Ese trabajo de ingeniería fue realizado hace, relativamente, poco tiempo, sobretodo si se piensa en la vida útil, cuando se anunció con bombos y platillos el levantamiento de la capa asfáltica para poner una de cemento, sería por mucho tiempo, si la memoria no me traiciona, creo que se habló de una vida útil de unos veinte años.
Al ver aquella obra ingenieril diezmada en tan poco tiempo, no pude menos que pensar en las grandes presas de automóviles y autobuses que su construcción provocó, así como, en el aumento en el gasto de combustible que vino apareado al congestionamiento vial y con él la contaminación. Esto sin mencionar la desesperación de la gente que se veía atrapada por largos períodos de tiempo, supuestamente, justificada.
Tampoco pude dejar de pensar ya en otras carreteras de mayor alcance, como son algunas a nivel nacional, que a los pocos meses de construidas, comenzaron a presentar severos síntomas de deterioro, dejando en clara evidencia la mayor de la ineficacia en su objetivo de dotar a la gente y a la producción nacional de buenas vías de comunicación para dure un tiempo razonablemente aceptable; sin embargo, no se cumple. Por otro lado, está la gran ineficiencia en el uso de los escasos recursos materiales y técnicos destinados a la construcción de obras como las que sirven de tema para este comentario.
Ante esos hechos debemos exigir respuestas claras a las autoridades involucradas en el planeamiento. diseño y construcciones de carreteras que no cumplen con las metas propuestas; así como, a los superiores jerárquicos de esas personas, que al juzgar por los hechos no supieron cumplir a cabalidad con sus responsabilidades. También la Contraloría General de la República, pienso que también debería tener algo que decir al respecto del manifiesto mal empleo de los recursos públicos pero sobretodo para sentar las responsabilidades y exigir la reparación inmediata de las partes dañadas de las carreteras con el mismo material con que fue contratada la obra inicialmente.
La falta de sentar y personalizar las responsabilidades sobre los defectos de planeamiento, diseño y/o construcción de cualquier infraestructura pública, no debe seguir siendo tolerada. Esta impunidad es la que alienta a que estos casos, se vuelvan tan comunes, son tanto que, no faltará quien equivocada y estoicamente termine aceptándolos como un mal endémico de toda construcción a cargo de un ente público.