En el evento organizado por ANFE y la Academia de Centroamérica, sobre el proyecto del gobierno, para establecer nuevos impuestos, discutido, actualmente, en discusión en la Asamblea Legislativa. Uno de los expositores, el señor Juan Carlos Hidalgo, comentó sobre la reciente adquisición, por parte de la Presidencia de la República, de dos automóviles marca Audi, último modelo, para uso discrecional de la señora presidente Laura Chinchilla. Esto creó en el auditorio un sentimiento de desconcierto.
Por cierto, el también expositor, el señor ministro de Hacienda Fernando Herrero, ante la escandalosa afirmación de don Juan Carlos, con gran seguridad y mayor vehemencia, apuntó que, esos autos se habían comprado, sin que la señora presidente estuviera enterada y que no los iba a utilizar. Verbigracia, esto quiere decir, que en la Casa Presidencial hay personas que tienen el poder de decidir sobre las finanzas públicas asociadas a la Presidencia de la República y no tienen que solicitar la respectiva autorización de la señora presidente Laura Chinchilla.
Ante todo esto, uno no puede menos que preguntarse ¿Cómo es posible que alguien en la presidencia se tome esas atribuciones y acciones, tan ilógicas y desmoralizantes para el pueblo? Sobre todo cuando gobierno habla de nuevos tributos, porque afirma no tener la plata necesaria para seguridad, salud, aumentar salarios y educación.
Ya adquirir un auto nuevo de una marca europea, por cierto, nada económica, en momentos, en que el déficit fiscal raya el seis por ciento del PIB, ya es de por sí, un refuerzo muy negativo a la sensatez, buen sentido y prudencia que debe privar en toda gestión presidencial pero todavía adquirir dos, pasa a ser casi un insulto a las y los costarricenses, sobre todo, para quienes a duras penas, pueden conseguir el ingreso diario y así poder cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias.
De ser exacto lo dicho por el ministro Herrero y no tenemos por qué pensar que no lo sea, en mi respetuoso parecer, su decir lejos estuvo de hacerle un favor a la señora presidente Chinchilla pues lo dicho es tan grave o cuidado sino aún peor, que la misma adquisición de esos dos flamantes automóviles de paquete pues deja muy en evidencia, de que no siempre, algunas de las decisiones que se toman en la Casa Presidencial, son consultadas directamente a la señora presidente Laura Chinchilla, antes de ser llevadas a la práctica.
Lo más lamentable de todas estas incongruencias, entre el decir y el actuar de la mayoría de nuestras y nuestros políticos, es que, un día sí y otro también, golpean la credibilidad de nuestro pueblo, en nuestro sistema democrático. Esa forma de gobernar provoca, en no pocas y pocos ciudadanos, una terrible y peligrosa frustración, que termina con su alejamiento de los procesos electorales; con todo lo gravísimo que esto implica, para mantener vigente y vigorosa una democracia efectiva.
Dado todo lo anterior, sumado a los muy válidos argumentos de los distintos sectores productivos y sociales de nuestro país, sobre los que fundamentan su rechazo a la actual iniciativa gubernamental para crear nuevos impuestos, sería muy válido pensar que actual paquete tributario viaja en un carro funerario, posiblemente, marca Audi.
En el evento organizado por ANFE y la Academia de Centroamérica, sobre el proyecto del gobierno, para establecer nuevos impuestos, discutido, actualmente, en discusión en la Asamblea Legislativa. Uno de los expositores, el señor Juan Carlos Hidalgo, comentó sobre la reciente adquisición, por parte de la Presidencia de la República, de dos automóviles marca Audi, último modelo, para uso discrecional de la señora presidente Laura Chinchilla. Esto creó en el auditorio un sentimiento de desconcierto.
Por cierto, el también expositor, el señor ministro de Hacienda Fernando Herrero, ante la escandalosa afirmación de don Juan Carlos, con gran seguridad y mayor vehemencia, apuntó que, esos autos se habían comprado, sin que la señora presidente estuviera enterada y que no los iba a utilizar. Verbigracia, esto quiere decir, que en la Casa Presidencial hay personas que tienen el poder de decidir sobre las finanzas públicas asociadas a la Presidencia de la
República y no tienen que solicitar la respectiva autorización de la señora presidente Laura Chinchilla.
Ante todo esto, uno no puede menos que preguntarse ¿Cómo es posible que alguien en la presidencia se tome esas atribuciones y acciones, tan ilógicas y desmoralizantes para el pueblo? Sobre todo cuando gobierno habla de nuevos tributos, porque afirma no tener la plata necesaria para seguridad, salud, aumentar salarios y educación.
Ya adquirir un auto nuevo de una marca europea, por cierto, nada económica, en momentos, en que el déficit fiscal raya el seis por ciento del PIB, ya es de por sí, un refuerzo muy negativo a la sensatez, buen sentido y prudencia que debe privar en toda gestión presidencial pero todavía adquirir dos, pasa a ser casi un insulto a las y los costarricenses, sobre todo, para quienes a duras penas, pueden conseguir el ingreso diario y así poder cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias.
De ser exacto lo dicho por el ministro Herrero y no tenemos por qué pensar que no lo sea, en mi respetuoso parecer, su decir lejos estuvo de hacerle un favor a la señora presidente Chinchilla pues lo dicho es tan grave o cuidado sino aún peor, que la misma adquisición de esos dos flamantes automóviles de paquete pues deja muy en evidencia, de que no siempre, algunas de las decisiones que se toman en la Casa Presidencial, son consultadas directamente a la señora presidente Laura Chinchilla, antes de ser llevadas a la práctica.
Lo más lamentable de todas estas incongruencias, entre el decir y el actuar de la mayoría de nuestras y nuestros políticos, es que, un día sí y otro también, golpean la credibilidad de nuestro pueblo, en nuestro sistema democrático. Esa forma de gobernar provoca, en no pocas y pocos ciudadanos, una terrible y peligrosa frustración, que termina con su alejamiento de los procesos electorales; con todo lo gravísimo que esto implica, para mantener vigente y vigorosa una democracia efectiva.
Dado todo lo anterior, sumado a los muy válidos argumentos de los distintos sectores productivos y sociales de nuestro país, sobre los que fundamentan su rechazo a la actual iniciativa gubernamental para crear nuevos impuestos, sería muy válido pensar que actual paquete tributario viaja en un carro funerario, posiblemente, marca Audi.