Sin embargo, la presión social no ha podido erradicar en el individuo una peculiar tendencia a pensar y analizar la realidad circundante desde su particular y subjetiva óptica, ignorando casi de manera inconsciente el hecho de que lo tenemos como válido, puede no ser así.
Esa tendencia dificulta terriblemente el poder formar un criterio objetivo, que considere todas las variables intervinientes en una determinada situación. También afecta la comunicación eficaz entre las personas y de manera sobresaliente, entre aquellas que tienen posiciones y pensamientos disímiles; lo que a su vez, incide directamente en el correcto desempeño de las relaciones interpersonales.
Y aunque parezca extraño, la subjetividad incide hasta en la capacidad de comprar de las personas, por eso los estudios del mercado afirman que las decisiones de compran so producto de la emoción y no de la razón.
¿Cuál es el poder oculto de la persona? Simple su capacidad de raciocinio, eso que nos distingue del resto de los animales, no solo para analizar fría y objetivamente nuestro entorno, sino para analizarnos a nosotros mismos, permitiéndonos descubrir nuestras fortalezas pero también nuestras debilidades, así como, nuestros aciertos a lo igual que los yerros y obteniendo de todo un aprendizaje para que en el futuro repitamos lo positivo y neutralicemos lo negativo en nuestro pensar y actuar.
Tal vez la primera preconcepción falsa es que somos como somos y así nos moriremos, nada más falso e inexacto; el ser humano nunca deja de aprender, por lo tanto, siempre tendrá la capacidad de abandonar viejos hábitos que su conocimiento le indica que ya no funcionan e incluso que puede hasta ser contraproducentes.
La otra falsa preconcepción es la de creer que como ciudadano particular, es muy poco lo que podemos hacer para cooperar en gestar los cambios que necesita Costa Rica, todas y todos quienes amamos a esta Patria, no solo podemos, sino debemos dar nuestro aporte para lograr su mejoramiento.
Así que no renunciemos al poder oculto que tenemos, más bien tomemos clara conciencia de su existencia y de las grandes transformaciones personales y sociales que ese simple acto de conciencia puede generar una mejor persona, una mejor sociedad.