Por lo tanto, educar ciudadanos cívica y políticamente es clave en el camino hacia la regeneración de un espíritu democrático ya que esto, a su vez, implicaría un nuevo aumento de la sensibilización democrática. Recuérdese que la mejor forma de aprender a participar es participando, entonces se aprende a ser ciudadano ejerciendo la ciudadanía.
La idea es formar ciudadanos quienes se involucren en lo público, que deseen comprometerse y participar activa y responsablemente en las decisiones del país, que reflexionen, que busquen la superación ciudadana, que dejen de ser simples criticones de su entorno, en fin, que dejen de ser simples espectadores para convertirse en miembros constructores del bienestar democrático.
Esto por cuanto muchas veces se piensa que la causa de todo el problema social, económico y político es el Estado y sus gobernantes. Por ejemplo, la causa de una educación deficiente es el gobierno; la causa de un deficiente sistema hospitalario es el gobierno; la causa de un derrumbe es el gobierno; la causa de una inundación es el gobierno; la causa de la acumulación de la basura es el gobierno; la causa de la delincuencia es el gobierno… ¿Pero cuán responsables somos también nosotros en cada uno de estos problemas?...
Definitivamente es fácil buscar un culpable e imputar los problemas de Costa Rica a los gobiernos, pero es muy difícil asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos. Porque, en todo caso, valdría preguntarse si en la impuntualidad, que es tan señalada como característica de los ticos, ¿tiene responsabilidad absoluta el Gobierno? Si en el incumplimiento de la práctica mínima de reglas de urbanidad como no arrojar basura en la calle, ¿tiene responsabilidad incondicional el Gobierno? O si en nuestro escaso cumplimiento a las reglas de tránsito, ¿tiene responsabilidad exclusiva el Gobierno?...
Desgraciadamente se ha interiorizado de manera tergiversada la ciudadanía, sólo exigimos nuestros derechos sin cumplir con nuestros deberes, cuando, en realidad, el sustento de la ciudadanía es cumplir con nuestros deberes para exigir nuestros derechos. Se trata de ser responsables ya que es muy fácil llamarse ciudadano, pero otro asunto es recuperar esos deberes ciudadanos que tanto necesitamos para educar en valores y contribuir a la construcción de una cultura de sana convivencia y de paz donde el ejercicio de la responsabilidad ciudadana permita el fortalecimiento de una sociedad democrática.
Ciertamente nadie nace ciudadano, la ciudadanía es un proceso… Sin embargo, ese proceso es muchas veces ignorado por la misma población, lo cual acarrea un problema para el bien social pues si los ciudadanos no conocen, o no se interesan por conocer, aquellos canales participativos democráticos ya existentes, o crear nuevos espacios, entonces cómo se va a pretender alcanzar una democracia de calidad.
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